lunes, 22 de febrero de 2010

Pichichis: Paco Bienzobas

Paco Bienzobas fue una de las primeras estrellas de la Liga Española. Es recordado, por lo más antiguos seguidores, como una de las grandes figuras de la historia de la Real Sociedad, aunque también jugó, con buen criterio, en Osasuna de Pamplona.

A pesar de ser un buen goleador, Bienzobas no era un delantero centro al uso. Su lugar se encontraba en los costados del campo, especialmente el derecho, aunque se desenvolvía bien por ambos perfiles, desatascando el juego de su equipo gracias a su velocidad y magnífico golpeo del balón.

En toda su carrera solamente falló un penalti de los setenta y cinco que lanzó a lo largo de su carrera. Fue en un duelo regional ante el Real Unión de Irún, un partido que, en los primeros lustros del siglo XX, era capaz de movilizar a toda Guipuzcoa. El partido, disputado bajo una lluvia torrencial, estaba empatado a dos cuando, en los úlitmos minutos el colegiado señaló el punto de penalti. Ante el jolgorio de la afición txuri urdin, Bienzobas tomó el balón y la pegó fuerte, como solía hacer. "Normalmente elijo la parte izquierda del portero", llegó a declarar. El golpeo, trompicado por culpa del barro que se acumulaba en el césped, salió más alto de lo normal y se estrelló contra el larguero de la portería irundarra. El partido terminó en empate y la lucha por el dominio regional hubo de posponerse a un nuevo partido.

Bienzobas, quien jugó en la Real Sociedad junto a sus hermanos Custodio y Cuqui, fue el primer pichichi de la liga española al anotar diecisiete goles en la temporada 1929-30. Tras su retirada y porque, según sus palabras, "el veneno del deporte no me deja estar al márgen", Bienzobas cogió el silbato y se convirtió en uno de los árbitros más reconocidos del fútbol español. Un curioso fin deportivo para alguien que había vivido la competición desde el lado de los goles celebrados.

Más curioso aún fue el momento de su muerte, acaecida el día treinta de abril de mil novecientos ochenta y uno, cuando contaba con setenta y dos años, exactamente el día siguiente a que le comunicaran que la Real Sociedad había ganado su primer título de liga.

Y es que Bienzobas será siempre historia de la Real Sociedad. Allí llegó a los diecisiete años después de deslumbrar en las filas de la Unión Deportiva San Sebastián. Debutó en el campeonato regional de 1927 en el que salió campeón, título que repetiría en 1929 y 1933. Eran años en los que con la Copa de España como principal escaparate futbolístico a nivel nacional, los torneos regionales tomaban una importancia suprema. En aquellos tiempos se fraguó una gran rivalidad entre la Real Sociedad y el Real Unión y fue Paco Bienzobas uno de los grandes protagonistas en estos duelos.

En 1928, Bienzobas disputa la famosa triple final de la Copa de España. Tras dos primeros duelos a muerte contra el Barcelona que se saldaron con empate, la final se postergó para después de disputados los Juegos Olímpicos de Amsterdam. Tras los mismos, a los que acudieron ocho jugadores de la Real Sociedad y ninguno del Barcelona por tratarse ya de un equipo profesional, los azulgrana dieron buena cuenta de los donostiarras y levantaron la Copa de campeones de España. Fue la final en la que tras uno de los primeros partidos, el poeta Rafael Alberti compuso su famosa oda a Platko, portero del Barcelona. Tras la misma, el poeta guipuzcoano Gabriel Celaya contestó con su oda al árbitro del encuentro, pues consideró que si bien el portero Húngaro había ayudado en gran medida a mantener vivo al Barça, no menos hizo el trencilla para echar una mano a los azulgrana. Como se ve, en aquellos tiempos ya cocían habas.

Paco Bienzobas formó parte del primer once de la Real Sociedad en liga y fue el primer y último máximo goleador de la máxima categoría del equipo donostiarra. Hubo otros que marcaron más goles, pero ninguno fue capaz de proclamarse máximo goleador.

Tras abandonar la Real, fichó por Osasuna, en aquel entonces en segunda división. Bienzobas aportó goles en el ascenso del equipo rojillo a primera y, seis años después, regresó a la Real Sociedad después de que esta hubiese perdido la categoría. Como el hijo pródigo en forma de héroe que vuelve a casa, la Real logró el ascenso con Bienzobas como salvador y se retiró un año más tarde después de noventa y dos partidos jugados y cincuenta goles anotados en la liga española.

En cuanto a la selección española, Bienzobas fue internacional en dos ocasiones, anotando, también, dos goles. Con sólo dieciocho años, disputó los Juegos Olímpicos de Amsterdam y se llevó un amargo recuerdo tras disputar el último partido de nuestra selección en el torneo que se saldó con una humillante derrota por siete goles a uno ante Italia. El extremo realista se resarciría un año después participando en la histórica goleada de nuestra selección por ocho goles a uno a Francia en un partido en el que anotó dos goles.

En total, Paco Bienzobas disputó ciento noventa y seis partidos con la camiseta de la Real Sociedad y anotó ciento nueve goles. Como árbitro dirigió cuarenta y ocho partidos en primera división y como goleador anotó más goles que nadie para erigirse, por vez primera en la historia de nuestra liga, como máximo goleador de la categoría.

martes, 9 de febrero de 2010

Perdiendo el norte

Durante años y desde que el grupo PRISA se hizo cargo del diario "As", reconozco haber sido un asíduo de café y columna de Alfredo Relaño durante las mañanas. Puede que fuese un problema de bisoñez o quizá era que realmente me parecía sensato casi todo lo que escribía. Le tenía por alguien cabal y memorísticamente bien documentado. No hace mucho leí en un foro, a un gran amigo en el mundo de los blogs, decir que Relaño había pasado de practicar el periodismo a practicar el "niputaideismo". Puede que lo le falte razón. Yo, desde luego, ya no me le creo.

Desde la llegada de Relaño, el periódico se convirtió en una fuente de información exclusivamente madridista, ya lo era antes, con la añadidura de que ahora, cualquier portada tendría un color blanco prevaleciente sobre todos los demás. No es que fuese algo que me molestase, realmente nunca fui un consumidor demasiado fiel a la prensa deportiva y antes que el "As", reconozco haber sido comprador, no muy asiduo, de "Marca". Hasta que "Marca" consiguió, inusitadamente, no sólo superar a "As" si no superarse incluso a sí mismo.

Resulta que en mitad de la vorágine hubo una época en la que el Madrid ganaba copas de Europa cada dos años y el Barça ganaba desprestigio cada minuto. Fue la época en la que Florentino irrumpió como un emperador en el mundo del fútbol y se hizo, de una tacada, con Figo, con Zidane, con Ronaldo y con Beckham. Casi nada al aparato. Entre tanto, el Barça fracasaba en cada uno de sus proyectos y ni Riquelme, ni Saviola, ni Simao, ni los holandeses eran suficiente carta de presentación para hacer cara al coloso madridista. El Barça se moría mientras Gaspart daba y daba la de arena y el Madrid se convertía en el equipo referente a nivel mundial. Todos, "As" y "Marca", lo celebraban y los otros "Sport" y "El Mundo Deportivo" intentaban razonar el naufragio perdidos en su propia deriva.

Resultó, por esas cosas del fútbol, que el Barça resucitó de entre los muertos y no solamente recuperó cierta hegemonía si no que, al tiempo, recuperó el buen fútbol del pasado. Fue una época en la que el Madrid de Florentino se convulsionó y ocurrió una hecatombe que los medios se apresuraron a bautizar como "galacticidio". Y fue una época, también, en la que el grupo PRISA inició una campaña de desprestigio, no sin ciertas dosis de razón, contra el presidente de la Federación, Ángel María Villar.

De aquella campaña urdida entre la SER y el "As", nació una teoría conspirativa dentro de la mente de Alfredo Relaño. Parecía querer justificar que el Barça, de buenas a primeras, ganase más que el Madrid ¿Por qué? Porque Laporta tiene una estrecha relación con Villar y por eso los árbitros miden al Barça con otro rasero. No importaba que el Barça jugase un fútbol de alta escuela ni que los rivales acabasen rendidos ante tanto lujo y tanta precisión, si el Barça ganaba era porque los árbitros le permitían más que a los demás. Y a eso lo llamaron Villarato.

Resultó que, por esas cosas que vuelve a tener el fútbol, el gran Barça de Rijkaard se deshizo y comenzó un bochornoso peregrinaje hacia el fango que desembocó en un humillante pasillo ante un Real Madrid campeón de liga en pleno Santiago Bernabéu. Pasó que durante dos años el Barcelona jugó un fútbol poco intenso, poco comprometido y, en ocasiones, malo y pasó que durante aquellos dos años el Madrid se subió al carro de la competitividad y azuzado por las riendas de Capello y Schuster ganó dos ligas, una de ellas con insultante autoridad. Y pasó que durante aquellos dos años el presidente de la federación seguía siendo Ángel María Villar y pasó que durante aquellos dos años no se habló apenas del Villarato.

Y ocurrió después que llegó Guardiola al Barcelona y todo lo que habíamos visto hasta entonces no habían sido más que fuegos de artificio. Porque el Barça se puso a jugar como nunca, porque el Barça se propuso batir cuántos records tenía al alcance y porque el Barça lo ganó todo ante el asombro de quienes aplaudían tanta buena intención y admiraban el arte de un equipo casi perfecto. Y ocurrió que con el regreso del gran Barça y la podredumbre de un Madrid cuyo presidente se vio obligado a dimitir por tramposo, regresó la teoría de la conspiración y regresó, con más fuerza aún, el término "villarato".

Y ocurrió, paralelamente, que a Marca llegó un tipo con bufanda blanca al cuello e ideas de ultrasur en la garganta, y se le ocurrió subirse al carro del desprestigio por cuenta propia. Como el término "villarato" ya había sido acuñado, no se le ocurrió mejor manera de dejar claro que el Madrid nunca alcanzaría al Barça pese al "canguelo" porque el Barça ya había sido designado "campeón por decreto". Si algunos habían pedido caldo, aquí tenían la segunda taza.

Y pasó lo que tenía que pasar, es decir, que el fútbol dictó sentencia y el Barça fue campeón de todo. Y pasó lo que tenía que pasar, es decir, que el madridismo se cansó de ver a su vecino tan por encima y recurrió de nuevo a Florentino como salvador del barco.

Y pasó que el Barça continuó jugando un gran fútbol y pasó, paralelamente, que el Madrid recuperó la grandeza y osó discutirle al Barça su supremacía. Los blancos se rearmaron con media docena de fichajes de primer nivel y empezó a jugar un fútbol como hacía tiempo no se veía. Pese a un comienzo dubitativo, el Madrid comenzó a imponer su autoridad y, cuando se había disputado tan solo media liga, los dos grandes se quedaron solos en la clasificación. Y pasó que en ambos lados del puente aéreo comenzó a olerse el miedo y a verse el vacío de los sueños incumplidos.

Y como el Barça siguió en su línea, los diarios madrileños continuaron en la suya. Y el villarato y la conspiración contra el Madrid tomaron fuerza y fama. Y como el Madrid no le anduvo a la zaga al Barça, los diarios barceloneses se apuntaron al carro de la infamia. Y entre la rabia de unos, el miedo de otros y la desvergüenza de todos, el conflicto estalló por los aires y ahora solamente se habla de todo menos de fútbol. En una liga donde pueden verse los que quizá sean dos de los mejores equipos de la historia se habla de todo menos de fútbol. En una liga repleta de balones de oro y serios aspirantes a serlo, se habla de todo menos de fútbol. En una liga donde los dos equipos punteros juegan un futbol de altísimo nivel, se habla de todo menos de fútbol. Definitivamente, están perdiendo el norte.

lunes, 1 de febrero de 2010

La reivindicación de lo diferente

No me pueden acusar de ventajista y ni siquiera soy sospechoso de amar a quien no debo. Futbolísticamente siempre me incliné más del lado de los diferentes que de los ejemplares. Durante años anduve discutiendo con todos los que dudaban de Xavi porque decían que no valía como eje y no tenía vuelo como organizador. Bastó que uno de sus entrenadores le adelantase veinte metros para que todos los que dudaban se postraran a sus pies. Nunca me dieron la razón y tampoco lo esperaba de ellos.

Igualmente que no espero que todos aquellos que durante años criticaron a Guti mientras yo le defendía vengan ahora a dorar la píldora de su razón. Es más, seguramente saldrán con el cuento aquel de que con pasecitos como este vive una temporada y que en el siguiente partido volverá a la indolencia habitual ¿Qué es la indolencia? ¿Saber jugar al fútbol es indolencia? ¿No dar siempre un pase de gol es indolencia?

Los que sí son ventajistas llaman indolencia a no hacer lo que hacen tipos como Lass, más destinados a lucir con el físico que con el balón. De esta manera, parecía que el francés era capaz de eclipsar hasta a Xabi Alonso. Menos mal que siempre estarán las estadísticas para demostrar que el tolosarra es mucho más importante que el francés. Y menos mal que está el espectador crítico para darse cuenta de que el Madrid es capaz de jugar igual de bien o incluso mejor, con un centro del campo más técnico que físico.

Y menos mal que está Guti para, en una particular reivindicación de lo diferente, decirnos a todos que la indolencia no existe para los genios, si no que lo suyo es símplemente magia. Y eso no se le puede pedir a cualquiera.