martes, 12 de junio de 2018

Visionario

Toda leyenda nace de un momento de inseguridad, de un amago de caída al vacío, de una situación de agobio. Ver la luz en un túnel oscuro no es sino reflexionar sobre las facultades que te posicionan en un lugar más ventajoso. Observar, analizar y comprender. Y después, ejecutar. Un visionario no es aquel que lucha por lograr un objetivo, sino el que sabe virar el rumbo para, después, acometer la embestida.

Nilton Santos fue uno de los futbolistas más importantes de la historia de Brasil. Decir esto es como hablar de un Papa pues, en términos balompédicos, el país carioca es como un Vaticano impersonal; de él surgieron los mejores apóstoles, de él surgieron Mesías de pie de seda. Santos, más allá de un lateral que generó escuela, tiene una importancia capital por la ascendencia que tuvo para los futbolistas de su generación. Él fue quien recomendó el fichaje de Garrincha para Botafogo y él mismo, en un arranque de valor suicida, se dirigió al seleccionador Feola cuando las cosas se ponían feas en el mundial de Suecia: "O entran los chicos más jóvenes o somos nosotros quienes no jugamos". Los chicos más jóvenes, entonces, eran simples esperanzas de un fútbol en constante progresión pero que se había atascado en sus dudas; eran Djalma Santos, Zito y Vavá, pero sobre todo, eran Pelé y Garrincha; probablemente los dos mejores futbolistas de la historia de Brasil, cuando decir esto es como decir que son los dos mejores santos en la historia del cielo. Biblia futbolística en mano, aquellos dos tipos son venerados como dioses porque ellos cambiaron el devenir de un país que agonizaba en el recuerdo del maracanazo.

Feola fue tajante: "Jugarán los chicos, pero si perdéis, perdéis vosotros. Le haré saber al mundo que no fue mi responsabilidad". El siguiente partido derrotaron a la Unión Soviética por dos goles a cero. En cuartos eliminaron a Gales con un gol de Pelé, en semifinales cayó Francia con una exhibición de fútbol y en la final, Garrincha puso los centros y Pelé puso los goles para levantar a Brasil hacia lo más alto del podio. Muchas veces la victoria está más cerca de lo que pretendemos pensar; basta con razonar y analizar los recursos. Un visionario no lucha sólo por un objetivo, también sabe por dónde pasa el camino que conduce al objetivo.

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