viernes, 4 de enero de 2008

El mejor equipo de la historia

Tras un par de meses de votaciónes, los lectores de este blog habeis elegido, por mayoría, como mejor equipo de la historia del fútbol, al siguiente:

- Yashine: Siempre vestido de negro; amenazador, el rostro serio, la mirada cortante y la mueca escondida. Yashine no concedía momentos para la duda, si intuía miedo, si notaba un soplo de desesperación en el aire, la situación era suya. Buscaba el balón con franqueza y el balón lo buscaba a él como un imán; cuando se encontraban, la parada era de lujo, cuando se unían, el delantero volvía a repetir su pesadilla. Lev Yashine jugó durante más de veinte años en el Dínamo de moscú, paró más de ciento cincuenta penaltis y dejó su portería a cero en doscientas setenta ocasiones. Fue cinco veces campeón de Rusia y una vez campeón olímpico, ganó el balón de oro en 1963 y sus rivales, temerosos de encontrarse cara a cara con su mirada y desesperados ante los mil brazos que se encontraban tras cada acción, optaron por apodarle de la manera más legendaria posible: La Araña Negra.

- Cafú: Pocos futbolistas brasileños pueden presumir de sostenerse en la élite pasados los cuarenta. La mayoría pasan la treintena engullidos por la fama y la farándula. Marcos Evangelista de Moraes siempre fue un futbolista comprometido, no se ligó a ningún club porque a él, lo que le sacudía por dentro era el afán de victoria. Cafú es la cara alegre de un fútbol en vías de extinción; sobrevivió al dañino invento de los carrileros, evolucionó hasta europeizarse y triunfó en estado mayúsculo allá donde todos los brasileños sueñan con enaltecer su currículum; la selección brasileña. Lateral ofensivo, empleado abnegado y locuaz alegría al servicio del colectivo, Cafú jugó tres finales consecutivas de la copa del mundo, ganó dos y triunfó en el recuerdo y admiración de millones de aficionados en todo el mundo.

- Maldini: Si te dicen que los viejos rockeros nunca mueren, si te dicen que hay tipos que, como el vino, mejoran con los años, si te dicen que las leyendas son historias imborrables, busca la mirada fría y ganadora de Paolo Maldini y encontrarás respuesta a muchas preguntas. Maldini nació futbolista, aprendió a ser ganador y se convirtió en institución a golpe de victorias. Nació diestro y triunfó en la izquierda, tuvo alma de delantero y se consagró como defensa, soñó que lo ganaba todo y lo ganó casi todo. Alguno dicen que le falta un título importante con su selección ¿Qué mas da? El recuerdo más bonito es el de la cara de sufrimiento de cada uno de los extremos que osó enfrentarse a él; ellos tiraban de intención y Maldini tiraba de manual.

- Hierro: El Real Madrid es un equipo de tradiciones sencillas; ganar es obligatorio, marcar goles es necesario. De esta manera, resulta inevitable vestir la camiseta blanca y sentir en el alma el impulso ofensivo del atacante. Por eso es tan difícil triunfar como defensa en el Real Madrid, fueron muchos los que lo intentaron y pocos los que lo consiguieron y nadie destacó tanto en la parcela trasera del equipo blanco como Fernando Hierro. Sus valores eran los necesarios y su espíritu era el preciso; como un diablo vestido de ángel pasaba de maravilloso a violento en tan sólo una centésima de segundo. Hierro mandaba, organizaba e imponía su ley en el área. Si estás conmigo te voy a llevar en volandas, si estás contra mí te voy a amargar la tarde. Fueron muchos los amargados y muchos más los contagiados por su liderazgo. Jugó de centrocampista, goleó como un delantero y se acunó en la defensa para levantar copas de Europa. Sacaba el balón con criterio, pegaba fuerte y anticipaba como pocos. La obligación estaba siempre por encima de las circunstancias; el Madrid necesitaba un líder y Hierro cumplió su papel con sobrada categoría.

- Beckenbauer: Imaginad al centrocampista perfecto. Ese que recibe el balón cerca del círculo central, el que avanza con paredes prediseñadas en su cerebro, el que pisa la frontal del área y descubre un agujero en la zaga, el que se desengancha para llegar desmarcado al remate, el que maneja las dos piernas, los tiempos y el gol. Todo eso era Beckenbauer en sus inicios; el motor de un Bayern Munich que soñaba ser grande y la gran apuesta de una selección alemana que intentaba reiniciarse en la élite. Antes de 1970 jugó dos mundiales, no ganó ninguno, pero dejó la sensación de jugador único. Después de 1970 lo ganó todo; el mundial, la Eurocopa y una colección de Copas de Europa. No sirvieron para mejorarle. Franz Beckenbauer había optado por retroceder veinte metros y esconderse en la cueva de la defensa, optó por la comodidad de convertirse en un futbolista sin obligaciones y se convirtió en un ídolo mediático. Hizo carrera, escribió una historia y se convirtió en figura mundial, tenía mucha calidad y cumplía de sobra con su trabajo, pero los que vieron al primer Beckenbauer nunca le perdonaron su paso atrás. Porque el segundo Beckenbauer fue muy bueno, pero el primero había sido mucho mejor.

- Schuster: Su aparición fue un soplo fresco en la esperanza de los que temían que el fútbol alemán se había mecanizado. Tras el ocaso de Overath y Netzer, Alemia quedó huérfana de timón central y allá llegó Schuster para imponer algo nuevo; desplazamiento y recorrido. Alemania ganó la Eurocopa de 1980 con un fútbol agradable y eficaz y Schuster se erigió como la gran promesa de un país que llevaba años sin cansarse de ganar. Curiosamente, Schuster no volvió a jugar con Alemania, se refugió en un país cuya concepción del fútbol era más racial y se acostumbró a vivir la competición desde el lugar más alto de las obligaciones. Ganó títulos con el Barça, el Madrid y el Atleti y, por encima de sus éxitos, dejó la sensación de un futbolista casi irrepetible. Se convirtió en el espejo de futuras generaciones y plantó una semilla en Barcelona cuyo fruto se recogió años después con futbolistas como Milla y Guardiola. Pero Schuster era algo más; tomaba el mando, controlaba el balón e intuía el horizonte, si jugaba en corto era para iniciar una idea, si jugaba en largo era para romper una jugada, clavaba las faltas en la escuadra y su pie fue el guante que muchos trataron de imitar.

- Garrincha: Qué buen jugador debe ser alguien para, siendo cojo, teniendo la columna desviada y andar justo de luces, convertirse en una leyenda a nivel mundial. Garrincha nació feo, deforme y poco listo, pero tenía un don; era imparable. Fue ídolo de masas, se convirtió en la imagen del Botafogo y Brasil acudió a él en los peores momentos. Su lugar de origen era el costado derecho, desde allí arrancaba y se imaginaba un defensa con ganas de jugar, entonces paraba en seco e inmediatamente volvía a arrancar, así cuantas veces fuera necesario. A su manera consiguió desquiciar a cientos de defensar, con su sonrisa perdida y su mirada melancólica, consiguió ganarse el corazón de millones de brasileños. Pero todo se acaba y el olvido viaja casi tan rápido como la memoria. Nadie se acordó que aquel tipo que vagabundeaba solitario por la calles de Río pegado a una botella de alcohol, fue el mismo que levantó a un país de su letargo. Murió solo y sólo entonces consiguió despertar el recuerdo; miles de personas acompañaron su féretro para darle el último adiós. El día que se fue Mané Garrincha se fue para siempre una manera única de entender el fútbol, se fue la alegría del pueblo y el motivo por el que llenar un estadio. Extremos buenos hubo muchos, pero Garrincha sólo hubo uno.

- Gento: Cuando arrancaba era imparable. Gento llegó muy joven a Madrid y en sus credenciales aportaba una energía infatigable, una decente pierna izquierda y una velocidad endiablada. Un compañero, mucho más listo y veterano que él le contó tres verdades y le enseñó varias reglas, como sus características eran muy especiales le enseñó a desmarcarse y a buscar lo sencillo por encima de las dificultades; "Tú dámela a mí y empieza a correr". Su compañero se llamaba Alfredo Di Stéfano y con él, Gento y el Real Madrid aprendieron a ganar. Ganó tanto que hoy su palmarés ocupa varias hojas, formó parte de delanteras inolvidables y venció el paso del tiempo convirtiéndose en guía y timón de nuevas generaciones. Cada vez que ganaba la línea de fondo varios compañeros esperaban el remate, cada vez que rompía una línea defensiva era para poner una puntilla, como corría más que nadie y se cansaba el último, se convirtió en pesadilla de los que trataron de alcanzarle. El Madrid despegó con Gento y Di Stéfano y aún ningún equipo ha sido capaz de echarle el guante; a él tampoco se lo echaron. Sabía correr y aprendió a jugar. Sabía soñar y aprendió a ganar.

- Maradona: El origen humilde ayuda a cultivar el alma de los mejores futbolistas. Maradona nació en medio de la necesidad, creció soñando ser alguien mientras se esforzaba por echar una mano en casa y se pegó a una pelota de fútbol para tratar de hacer sus sueños realidad. Era solo un crío cuando la televisión llamó a su puerta; "Dicen que por aquí vive un chico que juega como los ángeles". Era cierto. Cebollitas, el equipo de su barrio, batió records gracias a la mágica pierna izquierda del niño Maradona. A raíz de ahí todo fue muy rápido; Argentinos Juniors, Boca Juniors, Barcelona, Nápoles, Sevilla, Newell's Old Boys y vuelta a Boca. Se cuenta tan deprisa que parece una carrera trepidante sembrada en luces y adornada de rosas, pero nada fue así. Maradona tuvo que vencerle a la hepatitis, a las patadas de los defensores y a una adicción a la cocaína que le puso en puertas de la muerte. Ahora nadie recuerda eso, porque lo que de verdad quedó de Diego fueron sus jugadas inigualables y sus goles irrepetibles. En numerosas ocasiones fue diablo, pero el campo fue ángel, barrilete cósmico y pelusa. Fue irrepetible, inalcanzable e imparable. Para los que crecimos con él, simplemente fue el mejor.

- Pelé: Cuando el joven Edson era prácticamente un niño, ya era considerado el mejor jugador del mundo. Y es que deslumbrar a un planeta ganando un mundial no podía ser mejor carta de presentación. Con sus credenciales se convirtió en símbolo de un país y con sus goles se convirtió en estandarte del Santos. Marcó tantos goles que aún hoy, nadie ha podido alcanzar sus cifras. Ganó tantas cosas que aún hoy muchos aficionados rememoran aquellos días como un pasaje de sus propios Evangelios. Pelé era un delantero de últimos metros y definidor implacable, como le gustaba reír trataba de bailar con los defensas; tiraba caños, inventaba paredes con las espinillas de los rivales y ejecutaba a los porteros con un amague. Mientras las tecnologías apenas regalaban un puñado de imágenes en blanco y negro, Pelé era la estrella lejana que todo el mundo quería imitar e imaginar. Con la llegada del color todo fue una explosión de realidades; el mundial de México, los goles que no fueron a Checoslovaquia y Uruguay, el cabezazo portentoso ante Italia. Y después el sueño americano, las películas y la repetición de sus mejores jugadas. Pelé fue mito y leyenda, tras su adiós el Santos siguió enamorando pero dejó de ganar y Brasil siguió ganando pero dejó de enamorar.

- Van Basten: Desgraciadamente, los malos vicios suelen contagiarse mucho más rápido que los buenos y cuando afloran, lo hacen para destruir una tradición. Con la llegada de Van Basten nació un delantero alto, con buen cuerpo y con sobrada capacidad para aguantar el balón. El mal vicio fue el de creer que con cualquier delantero alto y corpulento se podía caer en la costumbre de jugar en largo. Si él me la aguanta, yo se la tiro y me olvido del centro del campo. Craso error, porque Van Basten no era solo eso y los que vinieron después no supieron entenderlo. Marco Van Basten era un tipo inteligente, fino para jugar y audaz para buscar el desmarque, como además manejaba con soltura el arte del remate, cada jugada se convertía en letal cuando el balón llegaba a sus pies. Cómo su fútbol era regalo de dioses, resucitó a un Ajax resacoso de sus recuerdos, resucitó a una Holanda oxidada en su mecanismo y resucitó a un Milan podrido de desconfianza. Jugó cuanto pudo y se retiró joven. Tanto ballet en el área no lo aguantaban ni los mejores tobillos; los suyos eran de cristal. Un día hicieron "crash" y se acabó para siempre un futbolista único. A los que le vimos jugar, nos queda el recuerdo imborrable de un delantero que pudo crear una escuela y sin embargo se conviritió en irrepetible.

12 comentarios:

piterino dijo...

Once leyendas, no hay duda. Reconforta y emociona hablar y leer sobre figuras que han significado tanto en distintas épocas en este deporte.

Voy a discrepar con la mayoría: un once sin Baresi, Charlton ni Cruyff ...

Saludos.

Real Sporting Culture dijo...

La verdad que todos esos jugadores hicieron historia, pero hay tantos grandes del futbol que no se pueden nombrar... si lo hiciesemos necesitariamos dos equipos.

Saludos, pasate por mi blog: rsg-1905.blogspot.com

Cacau dijo...

Jaja 11 Genios del futbol...
Seria imposible hacer un equipo


Pues te dejarias a muxos jugadores...

Stubbins dijo...

Menudo once hemos confeccionado entre todos. Hoy en dia juntar a etos once tipos en un equipo valdria una fortuna. Que Abramovich, te animas? Suelta la pasta ruso!!

Especialmente emotivo y triste es el relato de Garrincha. Que injusta es la vida y la sociedad. De idolatrado a olvidado y vuelta a ser idolatrado una vez muerto. Santa hipocresia.

Un saludo Pablo y feliz año.

Javi Saiz dijo...

Un once bastante justo, claro que se echa de menos a grandes leyendas como Cruyff, Romario, Dalglihs, Best... pero no todos pueden entrar.

De este once, muchos marcaron un nuevo estilo, caso de Van Basten o Beckenbauer. Y especial mención merece Maldini, si tuvieramos que elegir un capitán para este equipo, sin duda sería el italiano. Un ejemplo en todos los sentidos.

Un abrazo Pablo y feliz 2008.

Anónimo dijo...

Un equipazo de lujo. Pero seguro que algún entrenador merluzo le sacaría alguna pega jajaja. Con ese once, hasta conmigo en el banquillo se ganaría una Liga.

ah, si te pasas por mi blog veras dos artículos de historia del At.Madrid que te interesan: Liga perdida 1980/1981 y la temporada del descenso 1999/2000

un saludo

Christian dijo...

bueno, pues yo me voy a qedar con el qe yo hice, sin desmerecer a este q icimos entre todos, claro. pero ver a hierro ahi y no a scirea o baresi... no se, me da q pensar...
jejejje.

un saludo, crack

Anónimo dijo...

Me ha gustado bastante el post, están muy bien definidos todos los jugadores. En cuanto a la elección, está claro que cada uno echaremos de menos a dos o tres, pero si entre todos hemos elegido a estos... En cualquier caso, un soberbio once. Un saludo.

Jesus Dominguez dijo...

Hay tantos grandes futbolistas que es difícil incluírlos a todos en un mismo equipo. Uno piensa en Zidane, Bets, Cruyff, Romario, Di Stefano... SIn embargo, h ede decir que de todas las listas que me he encontrado por la blogosfera ésta es, sin lugar a dudas, la mejor de todas. Coincido con tu elección.

Un aplauso para ti.

Jesús

Jose A. García dijo...

Me sobra Hierro por Roberto Carlos y asunto zanjado. También hubiera puesto a Zidane por Gento.

Pero vamos que aquí cada uno pondría mil nombres distintos.

Me gusta mucho este blog, lo acabo de conocer y ya lo tengo en favoritos. En cuanto pueda te linkeo en mi blog para que así recibas más visitas.

Un saludo, y enhorabuena por tanto trabajo bien hecho.

Admin dijo...

Yo tambien cambiaria a Hierro por Roberto Carlos i a Zidane por Gento. Creo que sobra Schuster.
Esta claro, que no se puede hacer un once con todos los jugadores de la història nos faltarían muchos.

kayakez dijo...

para mi el equipo es...

yashin

moore pasarella
beckenbauer roberto.c

matthaus


platini zico

cruyff pele maradona