jueves, 14 de enero de 2010

El fondo del pozo

Siempre me gustó medir el valor mental de cada persona en comparación con su capacidad para levantarse tras un tropiezo. Son demasiadas las veces, a lo largo de la vida, en las que nos vemos obligados, por exceso o por defecto, a pensar en dejarlo todo. Tirar o no la toalla depende, en gran medida, del análisis de emoción que hagamos de quienes salgan perjudicados en nuestro fracaso, es por ello que muchas veces nos vemos obligados a dar un paso más hacia el precipio solamente por encontrar la sonrisa de quien espera que no le fallemos.

Todos hemos tenido nuestro particular pozo, ya sea por causas afectivas, laborales, rutinarias o de simple autoestima. Lo peor del pozo es la sensación de caer y no saber a ciencia cierta donde se encuentra el fondo. La parte positiva la encontramos cuando llega ese fondo porque, una vez los huesos han dado con el fango, ya solo queda levantarse y optar por morir o remontar. Ciertamente, más hondo no se puede caer.

Dentro de los aspectos emotivos que más nos empujan a quienes amamos el fútbol es la condición presencial de nuestro respectivo equipo. De esta manera resulta muy fácil que los lunes, o los jueves, de nuestra semana particular sean más o menos alegres en función del resultado obtenido por aquellos que visten los colores que palpitan a fuego en nuestro corazón. Es por ello que los aficionados el Atleti, al ver a nuestro equipo en el pozo, sintamos caer sin ver un fondo en el que estrellarnos al mismo tiempo que ellos siguen ensuciando un escudo que se forjó hace más de cien años.

Que este equipo puede caer aún más bajo llega a ser cierto en cuanto analizamos momentos catastróficos de su presente más negro. El equipo, plagado de internacionales, muchos de los cuales se contrastaron con el tiempo, descendió a segunda división sin apenas tiempo para asumir el desastre. Un año más tarde, con un presupuesto mucho mayor que el de casi todos los equipos de la máxima categoría, no fue capaz de ascender por no saber asimilar la realidad que le encarcelaba. En el regreso a primera el club nos vendió la imagen de Burgos asomando la cabeza por una alcantarilla, parecía que habíamos salido del pozo y no habíamos hecho si no empezar a caer de nuevo.

La caída en picado, con algunas fases de recompensa traicionera en forma de cuarto puesto, continuó hasta que el equipo fue humillado en Huelva en un partido que pasará a los anales de la historia como el mayor ridículo jamás concebido, solamente equiparable a aquel bochornoso cero a seis con los jugadores mirando mientras el Barcelona les bailaba.

¿Puede este ser el fondo del Atlético? Desde luego, todo pasa por una remontada milagrosa en la que, a esta hora, y arriesgándome a que me tachen de agorero, no creo para nada. Primero porque el equipo no tiene patrón, segundo porque al equipo le falta convencimiento y, tercero, porque al equipo le falta la fiabilidad defensiva necesaria como para jugarse un partido a cara o cruz como este y tener el convencimiento de que no recibirá ningún gol en contra.

Así pues, el Atlético, a partir de esta noche puede seguir cayendo. O quizá esta eliminación signifique, al fin, un punto de inflexión en el que apoyarse para remolcar la nave. Realmente veo muchas carencias, reducidas todas al cariz pasional, como para que este equipo, de verdad, sea capaz de tirar hacia adelante. Pero si me quiero para a creer es, fundamentalmente por dos motivos; el primero porque si no lo hiciese sentiría morir algo dentro de mi, el segundo porque por encima de un grupo de mercenarios siempre quedará latente la verdad que representa un escudo y para mí eso significa demasiado. Espero que, aunque pierdan, no lo vuelvan a ensuciar. Eso es lo mínimo que esperamos de ellos.

1 comentario:

Alba dijo...

Bueno, la verdad es que el Atlético de Madrid deberá trabajar muy a fondo para salir de la situación en que se encuentro. De momento ha remontado la eliminatoria de la Copa del Rey. A ver como sigue la dinámica del equipo.
Saludos