viernes, 4 de enero de 2019

El dueño del espacio y el tiempo


Si el fútbol fuese tan sencillo como algunos futbolistas nos hacen creer, entonces todos seríamos profesionales del balón. Aquellos que nos engañan sobre la sencillez del juego son los mismos prestidigitadores a los que admiramos cada domingo, porque en su magia vive la esencia del juego. Porque en sus botas sobreviven las lecciones básicas del fútbol.

Alguien dijo que en el fútbol lo más normal es equivocarse. Es un análisis sencillo puesto que todos sabemos que el fútbol es un juego de errores. Sin errores no hay aciertos. Sin aciertos no hay espectáculo. Como remedio contra el error, Cruyff recetó algo muy sencillo: dale siempre la pelota al compañero mejor situado. Y eso, que parece lo más fácil del mundo y que conlleva tres simples pasos; recibir, mirar y descargar, termina siendo lo más complicado porque la mayoría de los futbolistas se empeñan en ser héroes por su propia cuenta mientras no son conscientes de que la única manera de alcanzar a la heroicidad es la de jugar en equipo.

Si alguien conoció a la perfección todos los secretos del juego, este fue Andrés Iniesta. Con esa manera suya de flotar por el césped, con esa aparente endeblez física y esa engañosa debilidad de espíritu, muchas veces pudo parecer inocuo; pero siempre estaba. Siempre aparecía para aclarar la jugada, siempre, para desequilibrar con un regate certero o una conducción prodigiosa, siempre, para situar a su equipo de cara a la meta contraria. Su secreto, aparte de una calidad técnica prodigiosa, fue una asombrosa concepción del juego. Ese punto extra que vive en la cabeza de los más grandes.

Dijo Guardiola que ningún otro futbolista maneja el espacio y el tiempo como Iniesta. Observando como acude siempre al lugar preciso, como encuentra siempre la pelota de frente, como gira hacia campo libre cuando se siente presionado, como descarga siempre hacia el lugar preciso y como aparece siempre para detectar el error del rival, podemos decir que Guardiola tiene toda la razón del mundo. Nadie lo ha hecho tan fácil como Iniesta. Pero no intenten jugar como él; hay especies que son clasificadas como únicas porque, simplemente, son genética y matemáticamente imposibles de igualar.

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