miércoles, 17 de octubre de 2007

La exaltación del logro

Pocas veces se ha visto en fútbol una demostración de alegría semejante. Ninguna celebración se recuerda tanto como la de Tardelli. Ningún gol reivindicó tanto como el que sentenció el mundial de España.

A una selección a la que no le faltaba nada, le sobraba el despecho de sus enfrentamientos. Tras una primera fase plagada de dudas, el equipo se pertrechó en su calidad para agarrarse al orgullo. Allí jugaban tipos memorables como Zoff (el imbatible), Scirea (el infranqueable), Antognoni (el jugón), Conti (el malabarista) y Rossi (el goleador) y como tales, pronunciaron el discurso de su valía donde todo buen futbolista debe saber hacerlo; sobre el terreno de juego. Más allá del estilo, más allá del sistema, de Bearzot y de la prensa, nadie podrá olvidar jamás que aquella Italia era un equipazo.

Tras vencer a Argentina, dar la campanada ante Brasil y noquear a la vistosa Polonia, Italia se plantó en la final y en la mirada alzada de cada futbolista podía distinguirse la convicción del que no está dispuesto a dejar pasar una oportunidad. Y después de una primera parte de tanteo, Rossi puso rumbo a la gloria con su habitual oportunismo. El tiempo dejó que el partido discurriera con un memorable hilo de tensión, porque lo mejor aún estaba por llegar.

Marco Tardelli era un tipo demasiado corriente. Introvertido, solitario y bregador, los aficionados lo admiraban como el auténtico profesional que era. En una permisible comparación con el presente podríamos decir que Tardelli era el Gattuso de la época, con la sensible diferencia de que los Gattusos de aquel tiempo (Tardelli, Ancelotti, Berti...), además de corazón, tenían también cabeza. Como futbolista, siempre fue una pieza insustituíble, porque con él por detrás, los de delante jugaban sin miedos al vacío.

Cómo la cabeza del buen futbolista, además de para despejar, sirve para analizar la jugada, cuando Tardelli vio a Scirea sobrepasar su zona de influencia para conducir el balón hacia el área, pensó que quizá su presencia era más necesaria para generar el peligro que para intentar ahuyentarlo. Conti tomó las riendas y Tardelli fue apareciendo por allí en silencio, como si no quisiera dar muestras de su presencia en la fiesta más importante del mundo. Conti lo dejó en pies de Rossi y Rossi se lo devolvió a Scirea, fue entonces cuando el mundo comenzó a alertarse frente al televisor; el balón ya estaba en el área. El resto de la jugada se resolvió en el flash inolvidable de tres sencillos toques: Scirea - Bergomi - Scirea.

La finalización de la jugada es uno de los legados más importantes que le ha dejado el fútbol a la historia. Tardelli aparece en el borde del área, libre de marca, controla la pelota en un toque complicado y en mitad de una caída hacia la gloria golpea el balón con toda su alma poniéndolo lo más lejos posible del alcance de Schumacher.

Pero no es tanto el gol como su celebración lo que ha quedado grabado para siempre en los anales de la leyenda, porque en la carrera frenética de Tardelli cabía todo el entusiasmo del que se sabe protagonista ante los ojos del mundo, porque en el grito exultante nacía una nueva manera de concebir la alegría más absoluta, porque en aquella celebración se juntaron todos los recuerdos y deseos de un grupo de jugadores prejuzgados, vilipendiados y, sobre todo, inolvidables.

15 comentarios:

Anónimo dijo...

El gesto de celebración de Tardelli ya forma parte de la historia del fútbol. Es un icono. Así se celebra de verdad un gol, no con las bobadas de los futbolistas de hoy en día.

un abrazo.

Doble J dijo...

No vi jugar demasiado a Tardelli en buena parte por mi edad, pero se decir que fue un genial jugador, un poco peculiar como todos los italianos, pero genial.
La alegria creo que estaba justificada

un saludo

Alvaro dijo...

Que grande. Me ha encantado.

Te paso este otro vídeo, en el que el propio Tardelli habla del gol.

Un abrazo crack.

http://www.youtube.com/watch?v=_8vrqAhJ7Wk

Javi Saiz dijo...

Cuanta rabia, que emoción, eso es sentir los colores.

Lo ví en algun dvd, aunque me gustaría ver partidos de aquella época. Recuerdo como Alan Kennedy, otro Gattuso, sacrificado y trabajador, siempre sin destacar pero cumpliendo, el mismo reconoció que no tenía nada de técnica, marcó los goles del triunfo en dos copas de europa para el liverpool, la primera ante el Madrid y la segunda en Roma, tirando un penalti con el tobillo. Exito de la clase media, que lo merecen tanto o mas que los grandes.

Saludos Pablo

Marco dijo...

Aquella Italia si que fue un batacazo. Recuerdo aquel mundial, un tanto amargo para los argentinos.

Pablo Malagón dijo...

@ fernando

La verdad es que un gol es una alegría colectiva. No me gustan los jugadores que se autoproclaman cada vez que marcan un gol.

@ doble j

Fue uno de esos futbolistas discutidos e imprescindibles que solamente se cuecen en Italia.

@ alvaro

Vi el documental de canal + y me pareció genial. Aquel mundial me trae flashes de mi infancia.

@ javi

La clase media es fundamental para obtener el equilibrio. El problema llega cuando a cualquier paquete le denominan como "jugador de clase media".

@ caligula

Pues si fue un mal recuerdo para los argentinos, no te digo como fue para los españoles. Nunca se ha visto a un anfitrión hacer un ridículo semejante.

Andrés Romero dijo...

Te digo que me acuerdo del subcampeonato de España en la Euro de 1984 con 4 años pero, claro, aquí ya no llegamos ni mi precocidad ni yo. Pero claro, para eso están los buenos documentales. El caminar azzurro hasta el partido frente a Brasil no fue el esperado por una campeona del mundo. Después las victorias ante la canarinha y la Polonia de Boniek hicieron que se lo creyeran.
Es posiblemente la celebración más emotiva de la historia de los mundiales... Junto a la de Sandro Pertini en el palco.

PD: Fabio Grosso celebró de una manera parecida su gol en Dortmund en las semis ante Alemania el Mundial pasado.


Un abrazo

Christian dijo...

vamos, igualito, igualito q la celebracion de ayer de kaká al marcar el cuarto ante ecuador...

la verdad q esa explosion, esa celebracion, era una liberacion, una reivindicacion de todo un eqipo. a italia le abian dado mucha cera en su pais, y ganar el mundial era una utopia... era una alegria q ni ellos mismos se creia, a parte d un toma, toma, toma

un saludo

piterino dijo...

Siendo del Athletic y español, imaginaréis cuántas veces he soñado con poder gritar un gol para la historia así.

Saludos!

P.d. tampoco tiene precio Sandro Pertini en el palco.

Anónimo dijo...

Por mi edad (nací en el 84) no pude vivir ese Mundial, pero todo buen aficionado al fútbol debe conocer esa celebración. Inimitable. Saludos

Alvaro dijo...

Ya te envié lo que te debía, maestro.

Un saludo.

Stubbins dijo...

Que celebración! Que extásis! Eso es celebrar un gol! Siempre se dice que marcar un gol es algo parecido a alcanzar un orgasmo. Tardelli es un ejemplo claro de esta apreciación comentada por muchos futbolistas. Futbolistas que hoy en dia al marcar un tanto se inventan las mil y una payasadas que nada tienen que ver con una celebración.

Y pensar que "God" Fowler fue el primero en levantarse la camiseta para mostrar un mensaje en su camiseta interior. Claro que lo de Robbie era un mensaje de apoyo a los estribadores del puerto de Liverpool en huelga. Nada que ver con las sandeces que se ven hoy en dia.

Aquella Italia hizo una primera fase patética. 3 empates!!! y unas criticas en Italia que riase usted de las polemicas con Luis Aragonés.

Alvaro dijo...

Te lo envié a tu msn de bloggers eh?

Unknown dijo...

http://www.dfdonorione.ar.gs
futbol infantil-Argentina-Buenos Aires-Almirante Brown-Claypole-Don Orione

Unknown dijo...

Yo como comrpenderas ni habia nacido, pero fue flipante esa celebracion. El tio aprecia fuera de si, tenia tanta felicidad que no sabia ni como celebrarlo se volvio realmente loco. Le ocurrió algo similar a Grosso en la semifinal contra Alemania del pasado mundial. Saludos Pablo