lunes, 8 de abril de 2024

Elogio del mérito

Suele suceder muy a menudo que la gente, más pendiente al resultado que al desarrollo, tiende a emitir juicios de valor totalmente sectarios en función del éxito o fracaso final de una contienda. Es por ello que fueron muchos los que, una vez vieron como el Inter de Milán cayó eliminado en el Metropolitano se precipitaron para hechir su pecho de sabelotodo y pronunciar aquello de "no son para tanto". Lo que ocurre es que la mayoría de las veces nos dejamos vencer por lo casual sin tener en cuenta lo causal y no somos capaces de desperezar las neuronas y analizar en frío cada contienda porque si lo hiciésemos sabríamos que si el Atleti jugó aquella noche por encima de sus posibilidades es porque el Inter le exigió al máximo y que, si consiguió ganarle, merece un elogio sublime a su mérito porque por más que lo proclamen los voceros de la rabia, el Inter e Milán sí que es para tanto.

El Inter, que ya el año pasado mereció ganar la final de la Champions ante el mejor equipo de Europa, es un equipo en la máxima expresión de la palabra que conjuga el juego en base a una memorización de conceptos que aplica a la perfección en el terreno de juego. Y es que cuando un equipo juega de memoria deja de entrar en juego la casuística para dar aparición y función al trabajo y es por ello que la figura de su entrenador, Simone Inzaghi, merece el elogio necesario puesto que fue él quien puso los cimientos a un proyecto que comenzó a volar con Conte y se consagró con un tipo de perfil bajo que ya mostró en Roma que la Lazio podía volver a ser unos de los mejores equipos de Italia.

El Inter alimenta su juego de dos laterales largos que buscan la espalda sin piedad, en tres centrales que sitúan la línea de ahogamiento en el límite de lo establecido y en el pie mágico de Çalhanoglu, pero si de algún pilar apoya la creatividad de su sistema es de Barella y Mkhitaryan, dos tipos de pie de seda y visión nocturna capaces de filtrar un pase en las peores condiciones y de conducir por un campo de minas como si pasearan por el jardín de su casa. En las áreas, Sommer es un asceta de sobrado cumplimiento y marcada trayectoria y Lautaro y Thuram forman un dúo perfecto en cuanto a manejo de los espacios, siendo el argentino el encargado de buscar el frente y el francés el encargado de encontrar las espaldas con vertiginosos desmarques al espacio que le suelen encontrar de cara con el gol.

Los neroazurro llevan sin perder un partido de liga desde septiembre, van a ganar el Scudetto con una ventaja sideral y se presentarán de nuevo ante el mundo mostrando un modelo vertiginoso conceptuado en una salida rápida y una combinación siempre concreta; la magia de la direccionalidad al servicio el espectáculo. Un equipo que gana con solvencia y que apenas recibe goles debe ser para tanto. Claro que es para tanto. Lo realmente increíble es que un equipo deslavazado como el Atleti fuese capaz de echarle de Europa. Eso es un mérito. O quizá un milagro. El tiempo y las eliminatorias pondrán cada ponderación en su lugar adecuado.

No hay comentarios: