martes, 4 de diciembre de 2007

Crónica de Juanra (grandísimo amigo y seguidor de este blog) sobre su viaje a Anfield para ver el Liverpool - Oporto

UNA TARDE CON BILL

Con una finísima lluvia nos recibía Liverpool la mañana del miércoles a eso del mediodía.
Miguel y yo, estábamos ansiosos de devorar la ciudad, habíamos llegado mejor de tiempo de lo que calculamos. El primer paso era desembarazarnos de mi pesada maleta.
Pronto tuvimos nuestro primer contacto con la dualidad de esta ciudad con sus dos equipos de fútbol. Miguel, ya os iré hablando de él, cuenta entre sus muchas virtudes la de ser una persona increíblemente abierta, es por eso que cuando me giré ya había entablado una conversación con el responsable de la consigna.”Grán partido esta noche, nosotros estaremos en Anfield”.
Enseguida me di cuenta por la emoción del hombre de que el rojo no entraba en su escala de colores. Vaya puntería la nuestra, de lleno, con el primer hincha del Everton.
Una vez en consigna la maleta, el siguiente paso era enfundarse las camisetas. Ambos el ocho de Gerrard que unos meses antes Katia nos había conseguido por internet a muy buen precio.
Así pues, con las camisetas y una rebequita por encima salimos de la estación y saboreamos el fresco aire de Liverpool.
Nada más salir de la estación nos recibe una Torre muy alta, donde se encuentra el edificio de Correos, Se asemeja a la torre de control de un aeropuerto y en sus cristaleras se anunciaba un dial, 97.6 RadioCity.
Como os he dicho por su altura nos sirvió como punto de referencia durante todo el día.
A la derecha se levantan majestuosos dos edificios que más tarde supimos era el palacio de justicia y nos comentaron que en el se encuentra el órgano más grande del mundo. Ian, de quien más tarde os hablaré fue quien nos proporcionó este dato después eso sí de haber ingerido algunas cervezas por lo que siempre nos quedará la duda de la veracidad del dato ¡Mi buen Ian!
Estos dos colosos los presiden un buen número de estatuas de personajes británicos, cubiertos de una capa verdusca producto de la humedad que impregna esta ciudad. Imagino que los inviernos aquí hán de ser muy duros, sin embargo la gente de por aquí debe es de otra pasta, es una ciudad acostumbrada a sufrir, en todos los sentidos, por eso no nos extrañó tanto ver a algún osado en manga corta a finales de noviembre.
La pregunta era obligada. “The Cavern Please?”
No hay muchos momentos en la vida como el de tomarse una cerveza con un grandísimo amigo al que hace que no ves siete años en la cuna donde empezaron los Beatles. Os lo juro, el tiempo se detiene, y fue un momento increíble que nunca olvidaré.
Antes habíamos estado en otro Cavern que aunque muy bonito nada tenía que ver con el pub donde ellos empezaron.
Allí, fue donde conocimos a Ian. Estaba al fondo de la barra. Rapada su cabeza y sin ningún diente sano que se adivinase, y con su cerveza como fiel compañera, estaba deseando entablar conversación. Con Miguel, fue cuestión de minutos. Enseguida le hicimos una batería de preguntas, que Miguel traducía con una buena dosis de paciencia.
Ian comenzó a contarnos los comienzos de Steven Gerrard allá en su barrio no lejos de allí. Nos contó como de pequeño se rompió la tibia y el peroné y creyeron que perdería la pierna.
También que le apodaban MARTILLO.
Se le notaba orgulloso cada vez que le preguntábamos por algo relacionado con el Liverpool.
Tenía en su muñeca, una de esas pulseras que están de moda, esas de colores que reivindican algo.
Esta también lo hacía. Ni más ni menos que las noventa y seis victimas que tuvieron lugar en el estadio de Hillsborough el quince de Abril de 1989.

Esa pulsera debería de tener un gran valor simbólico para él, por eso cuando me la regaló me sentí muy honrado .Era un regalo de corazón de alguien a quien acababa de conocer. Me sentí muy honrado, de veras.
La idea inicial, las que casi nunca se cumplen, había sido tomarnos algo en The Cavern, para proseguir nuestra rápida visita por la ciudad pero una cosa era lo planeado y otra muy distinta lo que al final pasó.

No pudimos disfrutar de la vista de la ciudad desde el Mersey. Ni ver la Catedral de Liverpool. Para la próxima nos consolábamos miguel y yo, como sabedores de que el objetivo al menos de ese viaje estaba teniendo su alumbramiento en ese lugar y dentro de pocas horas tendría su culminación en Anfield Road.
Una combinación de cerveza, excelente compañía y buena música da como resultado que el tiempo se detenga y que casi no nos percatásemos que eran aproximadamente las seis de la tarde y que cierto cosquilleo en el estomago nos anunciaba que era el momento.
Cogimos un taxi, son baratos en Liverpool. Al menos comparados con Londres, como dice Miguel.
Después de unos diez minutos, allí estaba. Anfield está enclavado en una barriada a las afueras de Liverpool, por las indicaciones de los carteles, no muy lejos de su gran rival de la ciudad, el Everton. Se levanta como tímido entre las casas adosadas que conforman el barrio. Por los cuatro lados de Anfield hay viviendas. Nos comentaban que la mayoría de ellas ya están cerradas. Es de suponer que el Club ha ido expropiándolas para la construcción del nuevo estadio que tendrá lugar dentro de un par de años.
Es Anfield, a mi entender un estadio de sus gentes al igual que el equipo. Como casi todos los equipos Ingleses. Esa cercanía entre el club y los aficionados es algo que es inconcebible en España, y eso que no conocimos la época de Bill Shankly, que como me contaba mi gran amigo Pablo, les sacaba a dar un paseo por la ciudad para decirles que toda esa gente a la que veían trabajaba durante toda la semana para pagar una entrada para ir a verlos el domingo. Detrás de la mítica grada Kop, a unos escasos diez metros, se encuentra “The Alberts”.
¡Dios mío! Sus paredes rezuman fútbol. Entras dentro y comienzas a imaginar cuantos momentos se han vivido entre esas bufandas, banderas, camisetas, fotos que inundan el pub. Tantos momentos como el que yo he vivido. No hay hincha del Liverpool que no asome su curiosidad a The Alberts, cuando no es para tomarse una cervecita previa al partido. Me resultó anecdótico, dada la fama que precede a los hinchas ingleses, de violentos, el ver como campaban unos hinchas del Oporto cantando sus canciones ante la respetuosa mirada de los ingleses.
Le dije a Miguel que preguntase a Ian quien de Manchester, Everton o Chelsea consideraban el auténtico rival, poco tiempo le costó responderme. El Manchester sin duda, me dijo.
Yo volví a insistir ¿Y cuando los hinchas del Manchester vienen, también entran en The Alberts con esta naturalidad con la que lo hacen los del Oporto?
Los hinchas del Manchester no vienen a Liverpool, sentenció Ian.
Antes de entrar en el estadio, aún visitamos la llama perpetua que recuerda las victimas de Hillsborough. A su derecha la famosa puerta presidida por el YOU’LL NEVER WALK ALONE, la foto de rigor con Bill Shankly (lo más parecido a Dios por estos lares).
Y por fin dentro. Nuestras localidades, por el simple hecho de estar en la Kop ya eran privilegiadas pero nos había tocado algo esquinados. No tardamos en cambiarnos esperando que no se llenase el estadio y así poder tener un sitio aún mejor.
Nada más lejos de la realidad. Al igual que en otros estadios la gente apura hasta última hora pero os aseguro que el estadio estaba hasta la bandera. Tán sólo una franja de unas cincuenta localidades situadas a la derecha de los seguidores del Oporto que quedaron libres por motivos de seguridad. En el césped dos porterías portátiles se situaban a la izquierda de las de campo. Para calentamiento de porteros sin necesidad de estropear el césped antes de tiempo. Por cierto en perfectas condiciones éste, para una gran noche de fútbol.
El estadio es el clásico estadio inglés. Con esas columnas en mitad de la grada que sustentan el techo. Su marcador, austero, nada que ver con esos marcadores que parecen los casinos de las vegas. En este tan sólo se leía el resultado del partido ¡Como en los viejos tiempos! Y es que hay cosas para las que el progreso debía de tomarse un descanso y el fútbol es una de ellas amigos. No hay mejor escenario para disfrutar del inconfundible sabor añejo del fútbol que un estadio británico y si puede ser Anfield pues mejor que mejor.
Salieron a calentar los dos equipos. Para entonces ya había escuchado hasta la saciedad un estribillo que persistió toda la noche. Decía algo así:
¡Rafa, rafa-el Rafa rafa-el Rafa rafa-el Rafael Benítez! Os juro que me impresionó sobremanera como está esa afición con su entrenador. Minutos antes de entrar en Anfield, Katia me había dicho que no lejos de allí había organizada una pequeña reunión de seguidores en apoyo de Rafa Benítez.
Parece ser que los nuevos propietarios americanos, no están muy acostumbrados a exigencias muy propias de un manager general. Espero de corazón que todo se solucione pues la comunión de esa afición con ese mister se palpa por toda la ciudad.
Una vez terminaron ambos equipos el calentamiento llega el clímax con cuarenta mil almas,s obre todo la grada Kop, cantando el You’ll never walk alone ¡Y como suena allí Dios mió! Y subrayo lo de la Kop por que es increíble el como y el cuanto se vive allí desde una hora antes del partido. Durante el mismo es el único lugar del campo donde perfectamente se podrían haber ahorrado los asientos. En todo el partido no vi ni a una sola persona sentada en la Kop.
El partido comenzó. No os haré una sinopsis del partido ya que todos más o menos lo habéis visto aunque sea en resumen. No fue un gran partido, al menos de calidad, que sí de emoción. El niño se salió. Para mí fue el mejor del partido. Gerrard estuvo fallón pero siempre está ahí y sus compañeros lo saben. Benayoun fue de más a menos todo lo contrario que Babel que al final hizo un buen partido. Voronin muy torpón. Me encantaron, aunque esto no es nuevo Carragher y Finnan. El resto estuvo a la altura del choque. El Oporto bien tirando a discreto. Mucho peligro a la contra y sobre todo mucha calidad en sus hombres. El partido se enredó y parecía que no se rompería el empate a uno a pesar del dominio total del Liverpool. Pero la Kop y el resto de Anfield empujaban demasiado y el gol era cuestión de tiempo. Personalmente, canté el segundo como no recordaba haber cantado un gol desde hace mucho tiempo. Allá a lo lejos. En lo alto de preferencia, una bandera española hondea durante todoel partido. No soy mucho de banderas pero debo reconocer que me sentí orgulloso. Después llegaron el tercero y el cuarto. Hasta en eso fuimos afortunados. De los cinco goles de la noche, cuatro fueron brindados debajo de la Kop. Sólo deseo que con la construcción del nuevo estadio el espíritu de la grada Kop permanezca. Con el viejo Anfield se irán muchas tardes de fútbol y muchos de los mejores recuerdos pero espero que ese espíritu permanezca.
Y con el cuarto llegó el final. Miguel y yo nos miramos como certificando que todo aquello había ocurrido en realidad. Nos dimos un abrazo final y dejamos que Anfield se vaciase, nos quedamos en silencio, cansados después de tanta excitación, y al cabo de unos veinte minutos fuimos abandonando por uno de los vomitorios.
Eche una última mirada atrás para dejar albergada en mi mente la última imagen de Anfield. Una imagen preciosa por cierto.
Esta vez volvimos a Liverpool andando, comentando las miles de anecdotas .Hay un buen paseo hasta la ciudad. Se puede hacer pero són cuarenta minutos mínimo. De todas formas no había prisa. Lo cierto es que no habíamos hecho planes sobre lo que íbamos a hacer después del partido. Por un lado habría estado bien salir a celebrarlo pero el cansancio acumulado de días anteriores nos salió todo de golpe.
Decidimos buscar un sitio donde dormir. Noche de Champions en Liverpool es sinónimo de todo ocupado desde hace días. Pero Miguel que tiene muchas tablas, decidió encomendarse a la buena voluntad de los taxistas. Así fue, visto que en el centro estaba todo ocupado, decidimos irnos a las afueras. Bingo, a la primera, el taxista nos dejó frente a un Bed and Breakfast que tenía plazas libres.
La catorce era la nuestra. Estaba en la segunda planta y tenía cuatro literas de dos camas cada una. En total ocho personas íbamos a dormir allí esa noche. De hecho cuando Miguel y yo entramos en la habitación a oscuras al menos cuatro ya estaban acostadas. Haciendo el menor ruido posible nos encomendamos a los brazos de Morfeo. Habían sido muchas emociones en tan sólo un día. Fue cuestión de muy poquito tiempo el quedarnos completamente dormidos.
No madrugamos, nos levantamos a las nueve. Tiempo suficiente para que Miguel comprase un disco de los Beatles en una tienda. Seguramente sonará diferente que el resto lo escuche donde lo escuche. Desayunamos en la estación, antes de rescatar la maleta de la consigna. Apuramos delante de aquel café los últimos momentos, alargándolos como evitando el inexorable final del viaje. Me había prometido que no sería una despedida triste, entre otras cosas por que esta vez no pasará tanto tiempo hasta volver a ver a Miguel ¡Seguro! Pero qué duda cabe que después de aquel abrazo y ya una vez dentro del bus tuve que hacer un esfuerzo para no soltar alguna lagrimilla.
Y así fue como perdí en la distancia a mi buen amigo, la estación y poco a poco a Liverpool hasta llegar al John Lennon Airport. l
Creí que iba a abandonar Gran Bretaña sin hacer más ruido. Que ya se habían agotado todas las anécdotas, pero el destino quiso que una vez facturado el equipaje, echando una ojeada a la cola ¡He allí que estaba él! Un amigo de Juan (creador del mejor blog del Liverpool). Un admirado de Pablo, mi gran amigo, y también admirado mió por su sección en el larguero de la cadena Ser. Si señor, allí estaba Petón viajando conmigo. Y así que lo hizo y a su llegada a Madrid muy amablemente le dedicó a Pablo una postal en la que se leía
“Para mi amigo Pablo, atlético, un abrazo cargado de futuro” En mi casa la tengo a buen recaudo hasta dársela a su dueño.
Este fue mi viaje a Liverpool. Mi consejo para todos vosotros, es que viváis ese momento, antes de que Anfield sea historia viva del fútbol, que ya de por sí ya lo es.
Será un placer proporcionaros todo lo que adjunté por si alguien decide dar el paso. Número de albergues, Bed and Breakfast, etc. No són nada caros. En torno a 15 libras. Ánimo chicos, merece la pena.Ah y teníais razón. Una vez en Anfield me ofrecieron muchas entradas. Incluso en un día como ese siempre hay algo a la venta. Se que sería un poco arriesgado ir sin una pero como última opción….Me encantaría que cada uno de vosotros pudiera cumplirlo. Sin más, un abrazo a todos.Por ultimo sólo me queda dar las gracias al cerebro de este viaje. Con Pablo lo organicé en su gestación, más tarde por causas mayores no pudo acompañarme. Algún día lo haré con él ¡Seguro! A la cabeza pensante, mi amiga Katia que sin ella creo que jamás hubiera podido ir. Ella se encargó de todo y cuando digo de todo es de todo y por último a mi inseparable Miguel. Mi lazarillo durante estos inolvidables cinco días. A todos ellos ¡Gracias por ayudarme a cumplir mi sueño!

13 comentarios:

Unknown dijo...

¡¡¡Este es mi Juanra!!!!! olé Campeón

piterino dijo...

Tu blog sólo podía admitir colaboraciones de calidad, buen relato que ha incrementado mis ganas de ver mi sueño hecho realidad: tener dinero de sobra para dedicar un mes de mi vida a hacer un "tour" por distintos países visitando estadios y viviendo partidos.

Saludos!

Unknown dijo...

Tiene que ser tremendo vivir un partido en Anfield... pagaría mucho por ello...

FERNANDO SANCHEZ POSTIGO dijo...

Este año, yo tengo pensado ir a Inglaterra a ver un partido: la final de la Copa UEFA entre el AT.Madrid y otro rival. Será en Manchester.

Visitar y ver un partido en Anfield debes ser un gozada.

un abrazo.

zaragocista dijo...

Fernando

Yo también lo tenía pensado. Por suerte, este año pareceis mucho más seguros.


Acerca del post, tremendo relato. Qué envidia!!Es seguramente lo mejor que tiene el fútbol inglés. La tradición, la afición y el simple hecho de vivir la atmósfera de un partido. Todo llegará.



Un abrazo Pablo.

Nico dijo...

Joder que suerte.Cuanto me gustaría poder visitar Anfield.Y me temo que cuando tenga 18 y pueda ir por mi cuenta igual ya no está Anfield en pie.Espero que aguante dos años más.Creo que simplemente deberían hacer una remodelación.Anfield es Anfield...nunca volverá a ser lo mismo.
Que suerte la tuya Juanra de poder disfrutar el partido en the Kop.
SALU2

JUANPA dijo...

HOLA!!!!! NADIE PUEDE DUDAR DE QUE ANFIELD ES UNO DE LOS GRANDES SANTUARIOS DEL FÚTBOL MUNDIAL. UN ABRAZO!!!

Stubbins dijo...

Pablo y Juanra

Me he llegado a emocionar con el relato. Como red, he revivido las vivencias que año tras año me suceden. Me he quedado con muchos detalles, pero el más común con mis experiencias que ya son unas cuantas, es el de al salir por el vomitorio de Anfield, echar la vista atrás y hacerme la pregunta de si será la última vez que veo ese verde césped y esas gradas teñidas del rojo de los asientos ya vacios. Y todo ello con una lágrima en la mejilla.

Y como no, la anécdota del aeropuerto. Ese John Lennon Airport, tiene algo de mágico. A mi siempre me ha ocurrido algún encuentro mágico en esa terminal de espera, Luis Garcia, Miguel Rios....

Gracias Pablo y Juanra, por este homenaje al futbol.

Cristian González dijo...

Muy lindo tu Blog espero que me informes a diario… y espero que entres en mi Blog. Si te gusta puedes linkearme. Desde ya muchas gracias.
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SI ME LINKEAS YO T LINKEARE.
Gracias.

Marco dijo...

Excelente relato. Esto también es el fútbol.

PD: este muchacho de arriba quiere copiar mi blog. Un molesto en la blogosfera deportiva.

Saludos de Buenos Aires.

Javi Saiz dijo...

Enorme la crónica de Juanra, y gracias a Pablo por permitirle colocar este relato en su blog.

Es el sueño que muchos queremos vivir, ver un partido en el viejo Anfield, y pasar unos días en una ciudad tan emblemática (al menos para mi) como Liverpool. En general, creo que por cualquier lugar británico me encontraría agusto.

saludos

Alvaro dijo...

Extensa, pero preciosa anécdota. Me ha encantado. Te felicito, Juanra.

Anfield es, junto a Old Trafford, mi estadio favorito. Es tan emblemático... ha vivido tantos momentos de gloria... ojalá pueda visitarlo algún día.

Saludos.

Anónimo dijo...

Muy buen relato Juanra. No os faltó de nada: conversacion con un hincha del Liverpool, pre-partido, el ambiente de The Kop... enhorabuena crack. Un saludo.