jueves, 4 de marzo de 2010

Debí volverme demasiado exigente

Conste que a mí esto de los amistosos a mitad de temporada no me hacen demasiado tilín. Cuando uno cumple ya una edad y se cansa de ver partidos si nada en juego, pierde un poco el interés por aquello que, durante mucho tiempo fue el centro de todos sus sueños. Si de pequeño soñaba con ver a Platini, a Maradona o a Van Basten jugar contra España cada vez que esta organizaba amistosos de medio pelo, ahora no soy más que un ser poco creyente de las mentiras que se cuentan cada vez que se gana un bolo de este calibre. Lo de ayer, más allá de la superioridad que quizá no hacía falta ni que nos vendiesen, no fue más que una esquirla más en nuestra inmaculada trayectoria de partidos para la estadística porque cuando yo quiero ganar a Francia es en una competición de verdad.

Yo fui uno de esos imberbes que creció con el gol de Platini en el ochenta y cuatro, con el baile de Zidane en el dos mil y con la superioridad física de Vieira y Makelele en el dos mil seis. En ninguno de aquellos partidos Francia nos regaló ningún baile, ni ningún motivo para el "olé", pero nos ganó. Y muchos de aquellos partidos vinieron precedidos por victorias amistosas como las de anoche, que supusieron motivos para creer y atajos para desilusionarse. Cierto es que jugamos como nunca y cierto es que nos temen en el mundo, pero lo de anoche no debe servir para llenar portadas si no para seguir trabajando.

He debido volverme demasido exigente porque he visto a la roja jugar mejores partidos del que jugó anoche. Si bien es cierto que el equipo manejó el tiempo y el marcador casi a su antojo, no es quitar mérito a lo logrado si apuntamos que las imperfecciones fueron de ese calibre tan peligroso que es capaz de provocar el suicidio deportivo en partidos de la máxima exigencia. Los mediocampistas centrales, más ocupados en el pase definitivo que en la contención, perdieron más balones de los permitidos y los perdieron, sobre todo, en zonas en las que un equipo de alto nivel puede verse en la opción de montar una contra mortal. Si ayer nuestros centrales estuvieron impecables al rescate es algo que se debe aplaudir pero a lo que no nos debemos acostumbrar pues fiar las opciones a buen día en defensa es como intentar nadar hacia otra orilla con un saco de plomo en la espalda, puede conseguirse, pero el riesgo de ahogarse es enorme.

Debe ser que me he acostumbrado tanto a las jugadas fulgurantes de primer toque, a la elaboración técnica de primer nivel y a la efectividad barroca de nuestros hombres de ataque, que cuando veo al equipo ganar con dos goles evitables, me siento hambriento de mucho más. Cierto que es que era Francia, cierto es que era Saint Dennis y cierto es que llevábamos cuarenta y dos años sin ganar allí, pero permitidme decir que lo de ayer fue simplemente bueno, en nuestra línea, pero para nada extraordinario.

Y sirva mi insatisfacción como película de esa prudencia que habitualmente utilizo como escudo ante el miedo al fracaso. En los partidos de máxima exigencia no sirven los pasecitos que conducen al elogio, sirve el fútbol y sirve la máxima concentración. En el último mundial, contra estos mismos que ayer vestían de blanco, Xabi Alonso perdió un balón en el medio campo y no estuvo Puyol para rescatarle del naufragio. En los mundiales, tipos como Ribery son aún mejores porque en cada acción llevan la mirada de miles de millones de espectadores. Cierto que los nuestros también son muy buenos y que España sigue siendo España, pero mucho mejor ser como en Viena que ser como en París. Aunque la historia señale el día de ayer como aquel en el que los franceses nos despidieron como a toreros.

7 comentarios:

Jorge-George Olmos dijo...

La verdad es que España a jugado partidos mejores, pero a lo mejor es por que los jugadores están más pensando en sus equipos(no entiendo que se juegue amistosos a estas alturas).
Pero bueno nunca está de más ganar a Francia aunque sea en un amistoso.

Un abrazo.

Atletico-Liverpool

The Kid Torres

futbollium dijo...

La admiración francesa , era más bien un castigo a su selección que otra cosa . El segundo tiempo español fue bastante malo , no creo que fuera relajación , más bien tener la cabeza en sus clubes y más con un claro 0 - 2 a favor .

Un saludo

FI dijo...

Así es. Cuando uno se fija más en el resultado que en el funcionamiento en los amistosos, peca al decir falacias.

Saludos.

piterino dijo...

Llego tarde, pero he de decir que coincido en general con tu punto de vista. A mí, España me ha gustado mucho más otras noches. El miércoles creo que se hacen 20-25 minutos muy buenos, los últimos del primer tiempo. Se muestra tal superioridad sobre Francia que hacemos dos goles casi sin esforzarnos y entonces se relaja el nivel de tensión.

Entre eso y los horrorosos cambios de Del Bosque, la segunda parte nuestra fue bastante mala, digan lo que digan.

Saludos.

entradas final copa dijo...

En cualquier caso ganar 0-2 a Francia en Saint Dennis no me parece moco de pavo.

Pablo dijo...

La competitividad en los amistosos es una mentira piadosa. Las revoluciones bajan, no hay presión y juegas sin exigencias. España fue superior porque su juego se basa en tener la posesión de balón y adormecer al rival. La segunda parte fue mediocre, fuimos víctimas del "abultado" resultado que obtuvimos en los primeros compases del partido.

Saludos desde La Pizarra

Desdelabanda dijo...

España es una selección que está en el mejor momento de su historia, y Francia está atravesando por uno de sus peores momentos, lo cual no quita que se si se repite el partido España lo pueda perder.

Esto es fútbol, España sobre el papel es la mejor, la favorita (esta vez no lo dicen los diarios de aquí sino las casas de apuestas), pero en el Mundial un mal día te echa, como contra USA en la copa confederaciones.