miércoles, 7 de marzo de 2012

Jardín de infancia

Pegar a Wenger, ahora, es fácil. Los proyectos se le caen, uno a uno, como fichas de dominó minuciosamente ordenadas una tras otra. El francés tuvo un sueño después de alcanzar el cénit; el dibujaría su propio equipo desde su particular jardín de infancia. Lo cierto es que el único gran proyecto de Arsene Wenger en el Arsenal fue liderado por hombres y no por niños. Fueron los fichajes de tipos recios lo que fabricaron un Arsenal imparable; Lauren, Vieira, Ljumberg, Pires, Parlour, Bergkamp, Henry... más la aportación de veteranos de guerra como Adams y Winterbourn. A raíz de ahí vino el sueño, la evocación, la disolución de un grupo inigualable y la consolidación de un romanticismo imposible.

Entre los tipos más aclamados del jardín de infancia de Wenger estuvieron Cesc Fábregas, Walcott, Ramsey o Wilshere. No todos obtuvieron gloria y muchos decidieron buscar fortuna lejos de su mentor. Entre las plantas del jardín, ha florecido una fulgurante rosa con los pétalos de un rojo flameante y el tallo plagado de punzantes espinas. Alex Oxlade-Chamberlain llegó a la cantera por medio de la cartera. Doce millones de libras tuvieron la culpa de que este indefinido jugador abandonase Southampton y se aventurase a una vida de promesas en Londres donde la gente pudiese descubrir las cualidades que le catapultaron a la fama desde que era un niño.

Chamberlain es indefinido porque aún no se ha asentado como un futbolista en un puesto fijo. Poseedor de múltiples cualidades, igual arranca desde el extremo que aparece en el centro después de una diagonal de infarto. Es atrevido, fuerte, veloz y descarado. Los años le darán la calma igual que la juventud le está dotando de atrevimiento. Sabe arrancar, aunque aún no ha aprendido a frenar. Los aficionados del Arsenal le rogarán que no pare nunca y, sobre todo, que no imite a sus antecesores porque no le quieren imaginar con otra camiseta que no sea la roja y blanca de su equipo. Las promesas incumplidas por Walcott vuelven a posarse sobre la imperiosa figura de Chamberlain. El profesor a un lado, el presente al otro y el futuro en el escaparate de los sueños. De tipos como él depende el Arsenal para volver a convertirse en un equipo de hombres. Hace tiempo que sus objetivos dejaron de ser un juego de niños.

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