lunes, 9 de marzo de 2009

La hora de la redención

Durante años, justo el tiempo que duró la estancia de Fernando Torres en el Atleti, anduve compartiendo mis sentimientos entre la duda y el cariño. La duda estribaba de sus continuos escarceos con las jugadas imposibles y los goles fallados a bocajarro. El cariño, claro está, se desprendía solo con ver la camiseta rojiblanca impregnada en sudor y lágrimas al final de cada partido.

Todo gran futbolista necesita un punto de inflexión. Los hay que derriban las puertas desde el mismo día de su debut y los hay que necesitan un tutor que les enseñe y un tiempo que les apacigue. Durante su estancia en el Atleti, Torres se equivocaba casi siempre porque no encontraba a su lado el recurso exacto hacia el que llegar al gol. Como los compañeros eran más retales de segunda fila que aunténticos cerebros de la creación, cada vez que el balón asomaba por el círculo central, Torres debía olvidarse de los desmarques y buscar la jugada de Maradona en cada encuentro con la pelota. Siempre acababa atorado entre un mar de piernas y con la portería como una misión imposible.

Cuando llegó a Liverpool, todos los que sabíamos de sus condiciones pero dudábamos de su capacidad para hacerlas explotar, sabíamos que la oportunidad de Fernando pasaba por escuchar y aprender. En una liga donde se juega a mil por hora y con dos lanzadores por detrás como Xabi y Gerrard, no podría pararse a intentar la imposible en cada jugada de ataque si quería convertirse en el goleador que buscaban en Anfield Road. Bastaba con que aprovechase su capacidad de desmarque, su velocidad y su remate para llegar a ser el fantástico delantero que, durante años, nos hubieron anunciado en portadas de ilusión y deseo.

Ahora que está lejos de casa y se ha convertido en un hombre, los que vimos nacer a aquel niño celebramos cada gol como si fuera nuestro y, aunque aún atisbamos un pequeño hilo de desesperanza al comprobar que los balones de plata no los gana con nosotros, somos realmente conscientes de que el cambio de aires le sirvió como acicate para su progreso y su formación. De haber continuado aquí hubiese seguido siendo la eterna promesa que nunca crecía, el niño que gastaba cada gramo de sudor para no encontrar nada y el escudo perfecto para un grupo de compañeros que nunca dio la cara de verdad por el equipo.

Y mientras esperamos el día en el que regrese como el hijo pródigo que viajó al extranjero en busca de fortuna, los que seguimos viendo en su mirada la alegría de un rojiblanco de corazón, le dedicamos textos como este ahora que se enfrenta al ogro que tantas veces le hizo caer de bruces. Mañana, cuando el sol se esconda bajo los graderíos de Anfield, Torres saltará al campo para hacer volar los augurios y quitarse por fin las espinas que convirtieron su corazón en un auténtico colador. Enfrente tendrá a Casillas, detrás el aliento de millones de atléticos y en el recuerdo aquella inolvidable celebración con la camiseta estirada hacia el cielo el día que rompió su gafe.

9 comentarios:

No, gracia a vo´ dijo...

Muy bueno Pablo.
Yo tengo los mismos sentimientos hacia el Niño. Para mi has hecho una descripción perfecta de lo que siente el aficionado colchonero con Torres.
Si bien no podemos disfrutarlo en nuestro equipo, es un embajador del Aleti en tierras inglesas y europeas. Ojalá que mañana haga un buen partido.

Saludos!!

Migue

Anónimo dijo...

Pocas veces he visto cantar un gol con tanta pasión, rabia y alegría como aquel de Torres. Los goles del NIño los celebro como si fueran del Atleti. Un abrazo.

futbollium dijo...

De momento Torres ya ha conseguido algo que no hizo con el Atletico que es ganar en el Santiago Bernabéu , aunque fuera con el Liverpool .

Un saludo

Anónimo dijo...

Yo me alegro por Fernando porque me cae bien, ha demostrado su afición atlética hasta el punto de llevar una bandera de España con el escudo del Atleti en la celebración de la Eurocopa.

Creo que si el Atlético hubiera sido el de antaño no le hubiera dejado marchar. Hubiera comprado los futbolistas necesarios para hacer un gran conjunto.

No fue así.

La verdad es que tengo sentimientos encontrados, porque al final, pienso que podría haber esperado, al menos un año más.

Saludos, Pablo

Borja Corchado dijo...

Muy buen artículo. Cada vez que recuerdo el único gol que le hizo Torres al Madrid se me ponen los pelos de punta. La forma en que lo celebró 'El Niño' y el jolgorio que montamos los que estábamos en el estadio fueron increíbles.

Saludos

Anónimo dijo...

A ver si se confirma, juega hoy y marca, sería una gran alegría.

Ultimamente no hay mucho dinero por Anfield, a ver como le afecta esto al club en los próximos años y a la futura carrera de Fernando.

Sílvia dijo...

Hola!
Buen post, muy emotivo.
a Fernando le va bien el juego inglés.Saludos
sílvia

miguel diaz dijo...

Si quiero que gane el Liverpool es más por el Niño (y su amigo Pepe Reina) que por otra cosa. Ojalá meta dos o tyres y dejemos de ver y escuchar la tontería estadística de que Torres nunca ha ganado al Madrid (lo cual no es verdad porque le ganó en un memorial Gil en los penaltis). un abrazo. miguel

Anónimo dijo...

Redimido y bien redimido :)

Una pena que Abel se empeñara en quitarnos la alegria absoluta.