jueves, 7 de junio de 2007

Tres estilos y un solo campeón

A menudo, nos equivocamos tantas veces que necesitamos, sin remedio, volver repetidamente atrás para conseguir enmendar el error. Son las ocasiones en las que creemos correr hacia adelante y sin embargo vamos dando pasitos de cangrejo en el camino hacia nuestro pequeño fracaso. Como en fútbol, el fracaso se mide en kilómetros y se pesa en toneladas, para analizar cada error hay que dar la vuelta al mundo, recuperar decenas de portadas y poner sobre la mesa el estilo que siempre ayudó a encauzar el triunfo.

Cuando Capello regresó a Madrid dio prioridad absoluta a un mismo discurso: "Debemos recuperar el espíritu de la camiseta". Los que solamente comprenden el fútbol como el éxtasis que desprende el alzamiento de una copa no quisieron adivinar espíritus escondidos en un pedazo de tela. A los que llevamos tiempo apasionándonos con el sonido del gol no nos puede confundir la historia. Cuando vi a Higuain pelear un balón en el último minuto y después correrlo frenéticamente para marcar el gol que daba la victoria al Real Madrid ante el Espanyol, volví a comprenderlo todo; el Madrid había recuperado el espíritu al que apelaba Capello.

Se trata de un plus de arrojo que ha situado siempre al Madrid por encima de los demás equipos, es la corriente de luz que necesita el Bernabéu para ponerse en pie y acongojar a cada uno de sus rivales. Mientras el Madrid navegó entre dos aguas, se fue rebozando en la confusión. Fue un momento idóneo para la descriptiva pregunta de Menotti, "¿Quieres ser toro o torero?". Al final, como casi siempre, optó por la embestida; esa forma de jugar tan práctica, tan arrebatadora y tan generosa con el esfuerzo que tantos éxitos le ha reportado al Madrid a lo largo de sus historia.

El Barça es un caso distinto. Quizá fuese Kubala, o quizá el estilo ya estaba arraigado desde mucho antes. Hay quien opina que fue la llegada de Cruyff como jugador la que empezó a sentar las bases de la modernidad definitiva del club y que, cuando cogió al equipo como entrenador, terminó por imponer esa manera de jugar que tantas veces nos ha hecho volver la mirada hacia el nordeste.

El Barcelona optó más veces por el rol de torero. Marcado por la irregularidad, era capaz de alternar tardes de puerta grande con otras de pañolada. Fuera como fuere, el Barça, aún con menos gloria a sus espaldas, siempre jugó distinto. Jugó a tocar rápido, jugó a buscar el espacio, jugó a abrir el campo.

Pero como todo buen torero, su ambición quedó siempre expuesta al filo traicionero de las cornadas. Cuando el Barça se agazapa, pierde el estilo, porque sin iniciativa no es más que un invitado en una fiesta ajena. Por ello perdió este año tantos puntos; fue un equipo que mantuvo el fútbol pero que perdió la decisión y mientras se para a rebuscar en el baúl de sus pecados comprueba, atónito, como está a un solo paso de perder la liga.

Y luego está el Sevilla. Situado históricamente dos escalones por debajo del nivel de los más grandes, le ha dado una vuelta de tuerca a sus tradiciones para convertirse en el Ave Fénix que regresa de sus peores pesadillas. Hace un lustro peleaba por escapar de la mediocridad y hoy nos regala partidos de fútbol de los de verdad, porque el Sevilla es un equipo sin mentiras y sin medias tintas y porque en el estilo del actual Sevilla sobreviven los conceptos básicos del juego que siempre conocimos: Un portero, dos laterales de campo entero, dos centrales, dos centrocampistas de ida y vuelta, dos extremos y dos delanteros. Y a jugar. No hay más, sólo fútbol.

Y como el fútbol, cada día que pasa, es una apuesta distinta, a dos días de la jornada definitiva más de uno se come las uñas y el resto intentamos pronosticar lo que nos puede dar de sí cada uno de los partidos. Si la moral es un elemento trascendental a la hora de escalar hacia el éxito, entonces el Madrid ya tiene la mitad del camino recorrido. Si hablamos del bien del fútbol, entonces deberíamos desear un Barça campeón porque, aún con sus errores, sigue intentando aplicar, cada domingo, la doctrina del espectáculo. Y si me piden un deseo, abogo por el Sevilla, porque su temporada es impecable y porque, tradicionalmente, siempre me gustó estar del lado de los más débiles.

8 comentarios:

zaragocista dijo...

Lo que me pregunto yo es si ponerse del lado del Sevilla es ponerse del lado del débil en este caso.

Obviamente históricamente estamos comparando la Francia Napoleónica con la Suiza neutral.

Pero es que hablamos del equipo que mejor fútbol ha hecho, un equipo de verdad como dices tú, tradicional en sus esquemas, moderno en sus aptitudes.


Saludos.

Pablo Malagón dijo...

@ zaragocista

Me refería al más débil histórica y económicamente. Está claro que en cuanto aptitud y actitud está por encima de sus dos rivales y que además arrastra el meritorio lastre de haber jugado TODOS los partidos de la temporada.

piterino dijo...

Buen repaso de la situación e historia de los tres aspirantes. La verdad es que acertar quién va a ganar (doy menos opciones al Sevilla, pero sólo porque quedan dos partidos y necesita que fallen los dos) es un ejercicio de funambulismo puro y duro.

Coincido con los que opinan que Cruyff dotó al Barça de un estilo, una idea, una apuesta. Creo que fue su aportación más importante, mas aún que la Copa de Europa. Y a ella acude el Barcelona en busca de refugio y lanzadera cuando se le tuerce un proyecto.

Saludos!

Anónimo dijo...

Me quedo con el estilo del Barcelona. A quienes amamos el fútbol, nos gusta un equipo que trata bien el balón, que busca atacar, que da prioridad al juego ofensivo, que pone a los mejores. Eso es el Barcelona. Gane o pierde, da gusto ver jugar al Barcelona.

Carlos dijo...

Me quedom con los culés, como tú dices Cruyff marcó época, tanto de entrandor como de jugador. El 3-4-3 nunca había funcionado tan bien.

El caso del Sevilla es más difícil, y puede que le pase lo que ya le ha pasado a tantos equipos. Una temporada arriba, no se acierta al fichar y pa'bajo. Ellos lo tienen mejor por Monchi.

El Madrid, bueno, no comment...

Doble J dijo...

Por juego el campeón creo que todos coincidiriamos que dabería ser el sevilla, además es el equipo que más desgaste ha sufrido, y se lo merece.Por solidez el barça que ha sido un equipo solido hasta que se desplomo unos 6 partidos, una mala racha que no debio de ocurrir, y el madrid no le encuentro el merecimiento para el campeonato, porque han jugado mal, ganando en el descuento, y siempre haciendo las cosas mal, lo cierto es que me temo que ganaran.
UN SALUDO

Anónimo dijo...

Yo espero que gane el Barça, porque como el campeón sea el Madrid, todos los oportunistas del "resultadismo" y esas patochadas nos van a dar un veranito de aúpa. Para reflejar lo que me parecen los tres equipos yo digo que si a mí me dan un mando a distancia y me preguntan qué partido voy a ver sólo para divertirme, pondría el del Barça sin dudarlo. Un saludo!

Alvaro dijo...

Te escribo después de que hayan acabado los tres partidos.
Todo sigue igual, el Madrid acabará campeón salvo hecatombe.
Un saludo Pablo.