jueves, 8 de marzo de 2012

Regreso al pasado

A todos nos gusta mirar hacia adelante. A todos nos gusta soñar, imaginarnos en una situación mil veces evocada e idealizar el momento porque de nuestros deseos dependen gran parte de nuestros progresos. Solamente quien desea ser grande consigue ser grande, solamente quien recuerda de donde viene, sabe exactamente hacia donde debe ir.

El pasado es la caja registradora de todos nuestros sueños. Los buenos recuerdos sirven para saber hasta dónde podemos llegar y los malos recuerdos sirven para conocer el límite de nuestros errores. Se puede regresar al mismo lugar, no debemos volver a hacer esto. Es la enseñanza de la vida; a menudo los halagos debilitan tanto que necesitamos caer de bruces para saber lo duro que es el suelo. Volver a levantarse siempre es obligatorio, volver a andar el camino es de valientes.

La gente, en Bilbao, recuerda a un Pichichi que dio nombre al gol, a cinco mosqueteros que ganaron todos para uno, a once aldeanos que rompieron los pronósticos y a once tipos de casa que ganaron dos ligas en las postrimerías de la transición. Y entre todos aquellos recuerdos, pesa la lágrima de una eliminación y se enciende el orgullo ante una rememoración: aquel partido bajo la nieve que mitificó a San Mamés como un auténtico campo de dioses.

El Athletic regresa hoy a su pasado, y lo hace después de caer al suelo y volver a levantarse. Atrás quedan las ligas de Clemente y las finales de copa, todas ya casi olvidadas. Atrás queda una travesía por el desierto de las dudas cuyo único oasis residía en el mismo lugar donde existía el único pozo indestructible; Lezama. Allí regresó el Athletic para reencontrarse consigo mismo y desde allí regresó a las portadas, inasequible al desaliento, para volver a sentir el cosquilleo que generan los grandes retos. La nieve volverá a los recuerdos y San Mamés volverá a ser un campo de dioses. El primer asalto se disputará en el teatro de los sueños. El Athletic se ha ganado el derecho a volver a soñar.

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