lunes, 21 de mayo de 2007

Aquel jugador de dibujos animados

Lo dijo Valdano aquel día en el que se sintió devorado por su talento desde el banquillo local de Tenerife: "Romario es un jugador de dibujos animados". Lo reafirmamos todos y cada uno de nosotros cada vez que comprobábamos como el pequeño delantero brasileño iba depositando goles, magia y celebraciones austeras bajo el toldo dictador del tiempo.

Siempre fue un jugador distinto y por eso lo alabábamos tanto. Por eso alucinábamos con cada uno de sus intentos. Utilizaba con igual proporción de éxito la habilidad y el descaro. La habilidad se la daba su cuerpo fabricado para el éxito; con un tren inferior dibujado para aguantar cualquier intento de frenada, Romario encaraba, amagaba y pasaba de cero a cien en un segundo. Cuando querían agarrarle ya le encontraban celebrando el gol.

El descaro se lo daba su condición de superioridad. Consciente de que sus iniciativas eran regate seguro, aceleraba hacia el marco rival rompiendo cinturas y escuchando el sofoco de los defensas que esperaban, indelebles, una segunda oportunidad para redimir sus pecados. Siempre había segundas oportunidades pero casi nunca había venganzas consumadas porque Romario vivía un segundo por delante de los demás y cuando querían volver a alcanzarlo volvían a encontrarle celebrando el gol.

Y marcó tantos goles que entre todos le elevamos a la categoría de mito. Si no lo había conseguido era porque le faltaban grandes marcas y le faltaba un detalle que lo igualase al rey de tez tostada que inauguró con la camiseta del Santos la moda de salir a hombros del campo. Faltaba el gol número mil.

El día que se lo propuso muchos le tomaron por loco. Los que creíamos en él sabíamos que la proeza no era sino cuestión de tiempo porque a los que viven acostumbrados al gol, la tarea de ejecutar les resulta tan fácil como la de desenvolver un caramelo. El tiempo pasó y el gol número mil llegó. Los que sólo creen en números dirán que ahora Romario sí que es un grande. Los que creemos en fútbol hace tiempo le pusimos en el altar de los mejores futbolistas de la historia, porque en realidad no se trata solamente de marcar un gol, se trata de disfrutar un partido con una sonrisa dibujada en el rostro. Romario es de los pocos que lo ha conseguido y yo soy de los que entiendo y comparto la frase de Valdano.

3 comentarios:

Alvaro dijo...

Pues nunca lo ví jugar, pero por lo que ví es uno de los más grandes de la historia del fútbol.
¿Ya ha llegado al gol mil? Tenía entendido que no lo había conseguido aún.
Saludos, te dejo un comentario en el post del Atleti-Barça.

Carlos dijo...

Si ha llegado a 1000 pero su cuenta de los goles es un poco polémica...
Bueno de todas formas ha sido un gran jugador!

Saludos Pablo.

Anónimo dijo...

Independientemente de si la cuenta es correcta o no (dicen que tiene apuntado un gol en un partido terminó 0-0), este tío es un grande. No sé si he visto nunca a alguien definir con tanta facilidad. En la década de los 90 hubo pocos, muy pocos, tan buenos y ten decisivos como él. De esos futbolistas por los que enciendes la tele para ver un partido.