martes, 24 de julio de 2018

Asimilar el vértigo

Los tiempos cambian, las esperanzas, a veces, también toman forma de realidad. Para aquellos que hemos visto al Atlético en el pozo, la realidad del presente se parece más a una fantasía que a una verdad, porque cuando el barro ahogaba hasta al más optimista, no había una rendija, un resquicio o un espacio por el que respirar. Porque todo era oscuridad y podedrumbre en el calabozo, porque aquel castillo de If no parecía tener un lugar por donde escapar.

Como Dantés, el Atlético escapó de su prisión cuando le dieron por muerto. Le lanzaron al acantilado de los desaparecidos y le escucharon aullar de miedo. De alguna manera, aprendió a creer, a luchar y a trabajar. Partido a partido, cholismo, fe, energía. Soñar fuerte, lo llamaban. No dejar de creer, nos sugirieron.

Y aunque muchos no lo hicieran, eran más los que aún seguían creyendo que el cuento terminaría, que la princesa volvería a ser cenicienta, la carroza una calabaza y el zapato nunca encontraría a su dueña. Pero los tiempos cambian y las esperanzas, a veces, toman forma de realidad. Aquel club que lo vendía todo; los futbolistas, las esperanzas y hasta el estadio, de repente se econtró de frente con un nuevo horizonte.

Es un nuevo presente. La figura del equipo campeón del mundo rechaza a Messi y asegura un futuro en rojiblanco. El equipo se apuntala, las ilusiones crecen y el tipo que obró el milagro no quiere marcharse de casa. Digerir la realidad es como sentarse a la mesa de los poderosos. No te van a negar el bocado, pero van a tratar de que se indigeste. Vamos a ver si todos aquellos que un día creyeron que su equipo era el adalid de la autodestrucción, son ahora capaces de sentirse dueños de este nuevo destino. La esperanza es el motor que mueve el corazón, pero la exigencia es la espada que sólo ciñen los valientes. A ver cómo maneja el Atleti este nuevo estatus. A ver como asimila el vértigo cuando, en las alturas, ya no le valgan las excusas.

No hay comentarios: