jueves, 28 de mayo de 2009

El triunfo verdadero (por Christian Castellanos)

La temporada que acaba ha sido especialmente extraña en Italia. Se vivían, al principio unos aires de renovación que soplaban desde las muchas partes en que pretendían acabar con el dominio del Inter. Seguramente algo hicieron mal cuando el fichaje más destacable fue el de José Mourinho como entrenador precisamente del Internazionale. El portugués llegaba a Italia después de hacer historia en el Chelsea para devolver al equipo neroazzurro la gloria perdida a nivel continental desde hace más de cuarenta años. La presión absorta de la prensa más voraz del continente le llevó a renunciar de algunos de sus pensamientos más profundos y arraigados. Pero de lo que alguien como Mourinho no podía renegar era a él mismo: a ser entrenador y no convertirse en un mero “allenatore”.

De las necesidades de un grupo confiado, algo viciado y en parte endiosado, Mourinho hizo virtud y supo adivinar, ya desde la pretemporada veraniega, el talento de Davide Santon. Descubrió en él las cualidades que en estos tiempos requiere la élite: un chaval sereno, sensato, con la única estridencia de tener media ceja afeitada y con ganas de trabajar el fútbol. Sí, trabajar. Porque el fútbol, con la masificación, la adoración y el cariño de los aficionados se convierte en un todo o nada para el que quiere llegar a la primera línea: el objetivo de no fallar autoimpone una responsabilidad altísima que pocos aciertan y para la que hay que trabajar duro.

A pesar de ser una de las piezas claves del campeón de Italia, no ha perdido la normalidad del chico que con trabajo encontró la fortuna. Como ya forma parte del primer equipo, toma clases particulares por las tardes y sigue sacando tiempo para conectarse a la red y consultar un Facebook que hasta hace pocos meses tenía poco más de trescientos amigos y hoy son más de cuarenta mil seguidores con los que habla con naturalidad. Y lo hace con normalidad, con la tranquilidad y el buen hacer que le han permitido diplomarse en el máximo nivel amargando una noche de Champions al mismísimo Balón de Oro. A Mourinho se le enciende ese brillo especial que otorga el triunfo en los ojos cuando habla del “bambino”, un jugador de pocas palabras y muchos hechos.

Horas antes de su debut en Serie A contra la Sampdoria, estuvo durmiendo dos horas. Relajándose, pensando. Quizá se le pudo escapar alguna lágrima de alegría. La gloria le había venido a visitar anticipadamente. Era su momento y no lo podía desaprovechar. Dentro del campo es humilde y trabajador como fuera. No hace demasiado, entrevistada su madre, comento: “Ahora tiene su propia tarjeta de crédito, pero siempre llama a casa antes de usarla”. Con esa mentalidad de reasegurar cada paso que da, salta al terreno de juego ahora cada semana y ante decenas de miles de espectadores. Es el momento de dar el máximo y de recompensar los esfuerzos y sufrimientos de la afición. Ellos también saben que la temporada sólo dejará un Scudetto (otro más, y deslucido) en las vitrinas. Pero en los laterales del equipo multicultural desde su formación; por el que en los últimos años han pasado van der Meyde, Dalmat, Brechet, Choutos, Kallion o Lamouchi, también corría, trabajaba y luchaba Giacinto Facchetti. Y por ese camino va ahora Santón. Sin duda, el verdadero triunfo de la temporada. Para él y para todos.

3 comentarios:

Jose I. Fernández dijo...

El Inter ha marcado una gran diferencia respecto al resto en los últimos años.

Pablo, Un Grande sin Memoria ha vuelto y lo hace en la siguiente dirección:

http://ungrandesinmemoria.blogspot.com/

Es igual que antes con el "un" delante.
Cámbialo en tus Links por favor.

Te espero!!

Un abrazo!!

fernando dijo...

No he visto apenas la Liga italiana. me aburro mucho con este fútbol. Así que no puedo opinar casi anda del Calcio. Un abrazo.

NoTe dijo...

Muy buena visión. Saludos!