miércoles, 2 de febrero de 2011

Uno de los cinco tipos que vio pasar de largo a Maradona

Era un jugador espectacular, de la talla de los grandes centrocampistas ingleses; con recorrido, desplazamiento de balón y mucha llegada al área contraria. Con un tren inferior al estilo de los grandes regateadores, gustaba de dejar atrás a sus contrarios, buscar una conexión amiga y aparecer en el borde del área para dejar su sello de calidad.

Junto a Ardiles y Villa, formó un lengendario centro del campo en el Tottenham Hotspur. Aunque los tres tenían un talento descomunal, Villa era el encargado de recoger los balones desde la defensa y Ardiles el penúltimo enlace entre los delanteros y el gol. Entre medias, el balón solía asearse en los pies de un chico de la casa, nacido en Middlesex y que jugó durante doce años con los Spurs.

Vestía el número diez, otras veces el ocho, y jugaba como un niño al que le gusta divertirse en el patio del colegio, siempre el balón cosido al pie, siempre la cabeza levantada. Chutaba faltas a la escuadra, gustaba de jugar con los porteros batiéndoles por arriba, picando la pelota, haciendo bello el momento del golpeo. Si había que pegarla desde treinta metros lo hacía, y el balón, generalmente, acababa haciendo temblar las redes.

Cuando el Tottenham recibió su mejor oferta, le vendió al Mónaco y allí sentó cátedra como un organizador colosal. Ganó la liga francesa en su primer año y, cuando le quedaban pocas fuerzas para seguir en la élite, marchó al modesto Swindon donde le esperaba su querido amigo Ossie Ardiles. Juntos ascendieron a primera y volvieron a separarse cuando aceptó la llamada del Chelsea. Allí fue entrenador-jugador, dejó la impronta de un tipo para el recuerdo y el aroma que destilan los buenos futbolistas.

Entre medias jugó dos mundiales y en uno de ellos el destino le situó en mitad de una jugada que dio la vuelta al mundo. Vio llegar a Maradona y le vio marchar como un cohete, tras él, muchos de sus compañeros también terminaron por el suelo, agarrados al césped, hundidos por el desánimo, desalentados por el talento del diez argentino y admirados por el gol que terminó ejecutando ante Shilton.

Él también tenía clase, él también tenía calidad y él también dejó huella por donde pasó. El fútbol no le regaló muchos títulos pero grabó su nombre para el recuerdo. El nombre del centrocampista más talentoso del Tottenham Hotspur. El nombre de Glenn Hoddle.


2 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Pablo:

No conocía a este tipo, pero me puedo hacer una idea de como era por como hablas y en el video se le ven maneras.

Un saludo.

José L. Solé dijo...

Lo recuerdo vagamente como un centrocampista finísimo de los Spurs y de la selección inglesa. Tienen otro en la actualidad con mucha clase: Luka Modric...por cierto físicamente clavado al gran Johan Cruyff...

Saludos.-