viernes, 6 de agosto de 2010

El sueño de una tarde de verano

Dijo Andy Warhol que todo el mundo debería tener sus quince minutos de fama a lo largo de la vida. Los hay tan famosos que, por pura repetición, terminan resultando agotadores, y los hay tan anóminos que, por excasa definición, terminan muriendo sin dejar un epitafio que recordar. Otros, los fugaces, por mera adhesión al paradigma de Warhol, irrumpen en escena con la fogosidad del ansioso y hacen mutis por el foro con el silencio de los olvidados.

Hubo un tipo que vivió en sus carnes los flashes del momento una soleada tarde de finales de agosto y cuyo recuerdo se fue esfumando a medida que iba pasando al ostracismo junto al aroma del pasado. De lo que pudo ser a lo que no fue medió solamente un partido, una titularidad, una convocatoria, un gol. No hubo nada más.

José Antonio Serrano Ramos debutó con la camiseta del Getafe el mismo día que el equipo hacía su primera aparción como club de la máxima categoría. Era el veintinueve de agosto de dos mil cuatro. El chaval acababa de cumplir veinte años y La Romareda de Zaragoza se había vestido de gala para recibir a su equipo en aquella primera jornada de liga. El conjunto maño ganó tres a uno y la gente regresó tan feliz a su casa. Los zaragocistas porque habían asistido a una holgada victoria de su equipo, los getafenses porque habían cumplido el sueño de ver a su equipo en lo más alto y José Antonio porque había inaugurado el marcador escribiendo una página de la historia donde se reflejará para siempre que suyo fue el primer gol del Getafe en Primera División.

Aquello es lo que fue. Lo que no pudo ser vino después. Tras cuatro temporadas respirando el polvo de campos de tierra y vistiendo la camiseta del filial, José Antonio se marchó al Toledo. De allí pasó al Colmenar Viejo con el que jugó media temporada antes de fichar por el Marbella. Media temporada después y a punto de cumplirse seis años de aquel gol que le convirtió en rey por un día, José Antonio llega al Navalcarnero con muchos sueños pendientes de cumplir y un bonito recuerdo para contar. Nunca será recordado por ser un famoso futbolista, pero será recordado para siempre por ser el autor de un famoso gol.