jueves, 24 de junio de 2021

Su Eurocopa

Las declaraciones de Van der Vaart han dejado al descubierto las miserias de todos aquellos tipos que recelan del mundo cuando no es el club de sus amores quien predomina en el énfasis informativo. Porque para ellos, la Eurocopa no existe aún estando España en juego y necesitan predominar ante el escenario haciéndonos saber que la Francia de Benzema y la Croacia de Modric son tan suyas como de cualquier ciudadano nacido más allá de los Pirineos.

Bastó una respuesta enconada de Koke para que los más míseros de la opinión se lanzaran a emitir una comparativa tan absurda como innecesaria. Porque Van der Vaart pudo haber sido un jugador técnico, con un buen golpeo de pelota y con ciertas habilidades para la conducción, pero la capacidad organizativa de Koke no la tuvo en toda su carrera. Y es que en este país gusta mucho desprestigiar a muchos futbolistas por el mero hecho de no haber vestido nunca esa camiseta blanca que parece que exime de todo pecado. Las mofas con Koke vienen de antiguo, pero el capitán del Atleti, que habla poco fuera del campo, ha demostrado sobre el césped que es un jugador con mayúsculas, y el que no quiera verlo o está ciego o no se lo quiere perder.

Lo cierto es que muchos de estos que se llenan la boca con el españolismo, estarán deseando que su selección termine siendo eliminada para poder recriminarle al seleccionador que no haya convocado a ningún jugador de su equipo e, incluso, lo que es peor, desearán que Francia, Croacia o Alemania nos eliminen porque siempre pondrán a sus futbolistas por encima de su país, porque ellos no conciben ganar si no es con los suyos, porque ellos no conciben la derrota aún sin jugar con los suyos.

Así que nos queda un panorama muy divertido con un seleccionador en el disparadero, odiado por la central lechera desde hace tiempo y con un equipo tocado sin gol y sin la dosis justa de ambición como para creerse capaces de ganar este campeonato. Y yo, que suelo remar contra corriente en lo que a los análisis y sentencias de la opinión pública se refiere, me pongo del lado de Luis Enrique porque, como dicen el dicho, algo tendrá el agua cuando la bendicen. Algo tendrá para que los dueños del circo le maldigan. 

jueves, 17 de junio de 2021

Paletos

Que somos un país de quijotes ya quedó claro desde que Cervantes retrató nuestra locura patria en las desvergüenzas de un pueblo que se reía de un pobre diablo. Porque aquí, la fuerza no reside en el grupo sino que se utiliza al grupo para medir las fuerzas y se utiliza la multitud para huir de la cobardía y dejarnos llevar por esa sorna tan sonrojante que nos delata como animosos ventajistas en lugar de como cuerdos analistas.

Empujados por la corriente de opinión nos apuntamos a las modas y nos aprovechamos de la inercia para jugar al pim pam pum con quien sea, porque aquí no hay más leña que la que arde pero a nosotros nos gusta hacer fuego con la madera ajena. Y claro, basta que el ínclito seleccionador haya cometido el pecado capital de no convocar a ningún futbolista del equipo que domina el espectro de opinión del país para que todas las miradas se hayan tornado en su contra y todas las palabras sean aguijones contra su espalda. Lo que no espera es que el tipo, con el lomo curtido y con más valor que intenciones, va a seguir jugando al suicido y se va a pasar por el forro todas las corrientes de opinión porque aquí él es el que manda y nadie le va marcar su hoja de ruta.

España no va a ganar la Eurocopa. Lo siento por el spoiler, pero no lo digo por el simple ejercicio de ser agorero sino porque, haciendo un sincero ejercicio de análisis, no tenemos los mimbres suficientes como para dar de nuevo este golpe en la mesa. Pero más allá del resultado, no se le puede negar a Luis Enrique el esfuerzo colectivo del grupo, las ganas por intentarlo y, sí, durante muchas fases de los partidos, las intenciones por jugar un fútbol bonito y de ataque. El problema es que falta contundencia atrás, carácter en el medio y puntería arriba, y sin los conceptos básicos de los equipos campeones resulta muy difícil salir campeón, algo que lo más seguro no ocurra y que, seguramente, tampoco hubiese ocurrido con jugadores del Madrid en la convocatoria.

No nos dejemos engañar; Ramos está convaleciente, Nacho ha hecho un temporadón pero no sube el nivel defensivo tantos puntos como para poder añorarle y Asensio e Isco, jugadores sobre los que hace tres años se podría haber formado un proyecto ganador, soy hoy sólo sombras de lo que aspiraron a ser. Luis Enrique no ha actuado con el corazón sino que lo ha hecho con la cabeza por más palos que quieran atizar en su espalda y por más desprecios que vaya acumulando con la suma de los resultados. Y es que tanto lo acontecido más allá del estadio como lo hecho en el mismo recinto nos refleja más como sociedad que como país, porque le damos al seleccionador por el antojo de una corriente de opinión y le damos a nuestro delantero por el antojo de una corriente de maldad. Llevamos más de un año pidiendo de rodillas que nos dejen entrar a un estadio y cuando se dan las circunstancias aprovechamos el regalo para insultar a uno de nuestros jugadores. Aún somos demasiado paletos.

viernes, 11 de junio de 2021

New Pross

Durante los primeros años, los ingleses se negaron a participar en los campeonatos del mundo porque aquello, más que una competición, era una manera de hacer creer al mundo que había un país mejor que ellos. Creer eso era una afrenta, claro está. Los inventores del juego se creían intocables y, por lo tanto, invencibles por el mero hecho de ser pioneros y por ello no quisieron poner en juego su prestigio mientras el resto de países se batían el cobre entre sí. No fue hasta que, en 1953, Hungría les puso de cara a la pared y con las piernas por el aire, cuando fueron conscientes de que su fútbol se había quedado obsoleto y que debían abrir las miras si no querían verse vapuleados tras la visita de cualquier equipo foráneo.

Tardaron más de diez año en cerrar aquella herida y, cuando fueron capaces de levantar el trofeo Jules Rimet en 1966, creyeron que el ciclo se había completado y que volvían a gobernar en el mundo. No sabían cuán equivocados estaban. A pesar de competir como animales en el mundial de México en 1970, el equipo inglés regresó a casa eliminado por los alemanes y, desde entonces, iniciaron un peregrinaje por tierras yermas que les llevó a saborear las mieles del fracaso un verano tras otro.

Desde entonces, tan sólo han sido tres las ocasiones que han sido capaces de superar la barrera de los octavos de final, no jugando la final en ninguna de ellas. En Italia, tras la conjugación de un centro del campo espectacular comandado por Platt y Gascoigne y secundado por Waddle y John Barnes, se toparon de bruces con la Alemania de Matthaus y Klinsmann. Seis años más tarde, fueron los mismos alemanes quienes les eliminaron en la Eurocopa que se celebraba en suelo inglés y no hay irse muy lejos en el tiempo para llegar al mundial de Rusia celebrado en 2018 donde los ingleses se toparon con la Croacia de Modric en sus ansias por alcanzar su primera final después de más de cincuenta años.

Lo que dejó aquel último fuego apagado por Mandzukic en los últimos minutos del partido, fueron unas brasas de calidad que prometen volver a dar guerra e incendiar de una vez un continente que siempre ha mirado hacia arriba con la creencia de que aquellos anglosajones prometían mucho ruido pero apenas traían nueces. Por ello, para dar el paso definitivo, la selección inglesa necesita, más que nada, empezar a creérselo de una vez y para ello cuenta con un puñado de jóvenes talentos algunos de los cuales ya llevan dominando en continente durante varios años en las categorías inferiores.

Aaron Ramsdale es un portero corpulento y de estatura mediana, no obstante tapa sus carencias con una agilidad felina y unos reflejos portentosos. Plástico en sus estiradas y valiente en sus salidas, el portero del Sheffield United se ha quedado a las puertas de la Euro pero, a sus veintitrés años, el chico de la eterna sonrisa, promete demasiadas tardes de gloria como para dejar de ser tenido en consideración.
Trent Alexander-Arnold no ha tenido, ni mucho menos, su mejor temporada. Las lesiones le han lastrado y ha arrastrado, durante todo el curso, una forma física demasiado alejada de su esplendor. Todo ello lo ha notado el Liverpool pues se trata, sin duda, del mejor lateral derecho del fútbol actual. Y es que Alexander-Arnold no es sólo un portento físico, técnicamente tiene un guante en el pie derecho y una visión de juego privilegiada. Cuando se viene al centro es un mediocampista más y cuando gana la banda es el mejor extremo de su equipo. Asistente y goleador, Trent puede ser el lateral de la próxima década. De momento, Inglaterra no podrá contar con él en esta Eurocopa y es que a este año aciago sólo le faltaba esta inoportuna última lesión.

Reece James no tiene el pie y el recorrido de Alexander-Arnold pero tiene una fortaleza defensiva de la que carece el lateral del Liverpool. Listo para defender y, sobre todo, para hacer las coberturas, se ha adaptado perfectamente al puesto de carrilero en el tres, cinco, dos de Tuchel, siendo tan polivalente que incluso ha llegado a adaptarse al puesto de central por el perfil derecho. Es rápido pero sobre todo es fuerte y con la ausencia de Alexander-Arnold, es posible que se haga con la titularidad en el perfil derecho de la defensa inglesa.

Ben Godfrey es un prodigio en velocidad. Es cierto que tiene que pulir muchos defectos defensivos, sobre todo los correspondientes a la colocación, pero cuando tiene el día bueno es todo un espectáculo. Suele ir como una bestia a por el balón y la falta de medida le juega malas pasadas, pero su velocidad le ayuda a corregir muchos de sus errores y sus aventuras conduciendo el balón tienen el poder de poner o bien en pie o bien un nudo en la garganta de los espectadores de Goodison Park. La presencia de defensores más veteranos como Maguire, Shaw o Stones le ha cerrado las puertas de la Eurocopa, pero no se sabe si Southgate terminará echando en falta a un defensor más rápido entre tanta lentitud.

Declan Rice será, en principio, el acompañante de Jordan Henderson en el doble pivote de la selección inglesa. Con veintiún años se ha convertido en el líder de un West Ham que ha cuajado una temporada espectacular y en el mediocentro de moda en el fútbol inglés. De aspecto algo tosco y maneras algo heterodoxas, Rice es un mediocentro puro de la antigua escuela. Siempre bien posicionado y sin arriesgar en el pase, es el hombre boya sobre el que gira el juego de un equipo que ha anotado sesenta y dos goles en este curso y que se ha quedado a dos puntos de la Champions. Por edad y sabiduría en el juego, el West Ham no tardará en recibir ofertas por su futbolista más prometedor.

Jude Bellingham es un mediocentro de un corte radicalmente distinto a Declan Rice, sin embargo, viven en él todos los conceptos que han aupado a la historia a los grandes centrocampistas. Cierto que es joven y tiene que ganar vuelo y algo de físico, pero tiene un talento descarado para la conducción, el regate y, sobre todo, el pase. Es el chico más joven en la lista de Southgate para la Eurocopa. Con tan sólo dieciocho años se ha ganado un puesto en el Borussia Dortmund y promete tardes de fútbol de mucho nivel.

Bukayo Saka es un extremo en la concepción más clásica del término. Es un jugador que vive de la velocidad y, como tal, vive más cómodo jugando al espacio que recibiendo al pie. Si cuenta con un buen lanzador, sus carreras son un compendio de velocidad y potencia. Más de un defensor ha acabado con la lengua fuera tratando de alcanzarle. No es un gran regateador, pero sabe salir por los dos perfiles y convertirse en un arma mortífera cuando su equipo puede contragolpear.

Mason Mount es, sin duda, el mayor talento creativo en la actual selección inglesa. Líder espiritual del actual campeón de Europa, se ha consagrado en su temporada más brillante gracias a su naturalidad para jugar al fútbol cómo los ángeles. Dotado de un sinfín de recursos técnicos, Mount conduce la pelota con la elegancia de los artistas y regatea con la facilidad de los bailarines. Normalmente acostado a la izquierda, gusta de tirar diagonales y combinar con sus delanteros para fabricar las jugadas más bonitas. Apunta a ser uno de los mejores jugadores de la Eurocopa.

Mason Greenwood se ha quedado fuera de la lista de Inglaterra para la Eurocopa, pero dada su calidad y su descaro, no tardará en formar parte de ese vivero de jóvenes talentos en el que se ha convertido la selección inglesa. Dotado de una magnífica técnica para la conducción en carrera, el ambidiestro Greenwood recuerda, a sus veinte añitos, al primer Ryan Giggs, aquel que desbordaba con facilidad a su par, ponía caramelos en el área y, además, tenía sentido de la colocación para llegar a gol en el instante preciso. Muchas de las aspiraciones de futuro del Manchester United pasan por las botas de este imberbe chavalito criado en la cantera del United desde los seis añitos.

2021 ha sido el año de la consagración en la élite de Phil Foden. El chico llevaba desde los quince años dominando los campeonatos de selecciones en categorías inferiores y, cuando le ha tocado dar el salto, no ha decepcionado a nadie porque tiene carácter y categoría de sobra para ser un jugador de época vistiendo la camiseta del Manchester City. Aunque Guardiola le sitúa como jugador en los costados, tiene alma de verso libre y calidad de sobra para jugar como segunda punta, puesto en el que quizá juegue en la Eurocopa como acompañante de ataque de Harry Kane. De ser así, Inglaterra contará con la mejor conducción en carrera del continente y con un chico que amenaza con destruir todos los registros de la Premier.

La irrupción de Haaland como el gran goleador de los próximos años nos haBimpedido disfrutar en pleno de la magnífica temporada de Jadon Sancho. Cuando eran niños, Sacho y Foden compartieron camiseta en las inferiores del Manchester City, pero escuchando promesas que se terminaron cumpliendo, Sancho decidió marcharse a Dortmund y terminar de formarse en un club que, desde hace tiempo, apuesta en grande por las jóvenes promesas. Sobrevive en Sancho el salvajismo del fútbol vertical que tanto nos ha hecho disfrutar toda la vida. Es fuerte, es rápido, es certero y tiene un guante en su pierna derecha. Si ganase en consistencia y terminase de aparecer en los partidos importantes sería, sin duda, uno de los mejores jugadores de la próxima década.

No sabemos cual será el papel de Inglaterra en esta Eurocopa, primero porque no deja de ser un buen outsider que aún no ha dejado atrás sus complejos y necesita un golpe en la mesa que no termina de dar, segundo porque todas sus promesas son niños imberbes que aún no han despuntado en serio en un campeonato de semejante categoría y tercero porque ganar en Europa significa un camino demasiado duro para una selección que hace más de cincuenta años no demuestra una capacidad competitiva de verdad como para darle la vuelta a los pronósticos. Pero si algo tenemos claro es que este equipo tiene mimbres para divertir, mimbres para ilusionar y mimbres para jugar muy bien al fútbol. Le toca a Southgate hacer un buen cesto.