miércoles, 29 de agosto de 2007

El eterno aroma del recuerdo

Existen acontecimientos que por su propia inercia son capaces de regalarle lecciones inolvidables al tiempo y visten la personalidad de una experiencia vital. Él no puede ser consciente de ello porque solamente tiene seis años, pero algún día recordará este momento y sabrá llorar en silencio mientras regala una sonrisa a su alma. En su memoria resuenan los ecos de un estadio de fútbol, el alborozo incontenible de una celebración y el sueño, recién concebido, de convertirse algún día en futbolista.

El balón reposa entre sus brazos, acaso el único momento de asueto que le permite a sus piernas incansables. En medio minuto estará de nuevo golpeando la bola contra la pared y volverá a tener a su madre detrás de él para echarle una nueva regañina. Sobre el corazón lleva cosido un escudo rojo y blanco, en su espalda el número dieciséis teñido en púrpura deslumbra la mirada triste de su progenitor, que agarrado a un periódico y apurando un cigarrillo espera el momento oportuno para contarle algo.

En la portada del periódico descubre el rostro de su jugador favorito y en un momento revive aquella noche de ensueño. Las gradas repletas, el equipo alemán cuyo nombre jamás podrá recordar, la mano de su padre apretada sobre su hombro y el zapatazo imparable desde el borde del área. De nuevo él, el zurdazo, el recuerdo, el ídolo. Y la impresión que selló para siempre su fidelidad a un club. Dos días después pidió entre sollozos la camiseta blanca, después el número veintisiete que más tarde se convirtió en dieciséis y lo siguiente fue soñar día y noche con alcanzar la fama con otro zurdazo de impresión.

Con la llegada de la oscuridad regresa el descanso, y a pesar de que el sueño le venció hace horas, se despierta con los ecos de la medianoche. El estadio, a cien metros de su casa, vuelve a ebullir como en sus mejores días. Salta de la cama y corre hacia la habitación de sus padres para comprobar atónito como el vacío es el único habitante del dormitorio. Sus pies descalzos recorren la casa de arriba a abajo, del mismo modo que lo hace el jugador que corre toda la banda con el número dieciséis. Sus padres lloran apoyados en la barandilla del balcón.

- ¡Hay partido! - Exclama ilusionado.

Siente como una mano acaricia su pelo, la misma mano que una noche de primavera apretó su hombro camino de la eternidad. Una lágrima se pierde en la comisura de los labios y su padre intenta arrodillarse mientras aprieta los dientes en una mueca de dolor. Intenta solviantar sus nervios y para el tiempo para explicarle a su hijo que su jugador favorito no volverá a jugar al fútbol. El silencio se apodera de la noche y desde el cielo comienzan a llegar los ecos de un estadio dibujado para la adoración perpétua.

Regresa a su cama cabizbajo e intenta buscar una explicación a las palabras y una justificación a los hechos. No habrá más jugadas de ensueño, ni más zurdazos imparables, ni más noches de idolatración. No entiende nada y al mismo tiempo lo entiende todo. En pocos minutos se queda dormido y el sueño le sorprende en mitad de una reflexión que se convierte en promesa. "Yo siempre seguiré siendo Antonio Puerta".





Todos somos hoy Antonio Puerta. Descansa en paz crack.

14 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy buen post, muy bonito y emotivo. Todavía no me lo acabo de creer. Descanse en paz este fenómeno.

Juanjo dijo...

Todos nos sentimos como el chico de tu post. Éste último está a la altura de Puerta. Siempre le recordaremos como lo que fue: un auténtico crack

zaragocista dijo...

Muchas gracias por aleccionarnos con este post. Por desgracia, preferiría no haberlo "disfrutado".

Peor el niño aprenderá que Puerta sigue goleando en el mejor equipo de todos.


Descansa en Paz.

Alvaro dijo...

Entenderlo no lo entiendo muy bien, pero es precioso, maravilloso. Prefería no haberlo leído nunca, o al menos tan pronto. Es increíble que haya muerto. Si hace un rato estaba ahí...
En el partido con el Getafe, cuando se desmayó, mi madre se asustó mucho. Entonces le dije "mamá, qué exagerada eres, sólo se ha desmayado del esfuerzo, ahora s recuperará". Se recuperó, y al rato cayó de nuevo en el desmayo, pero de este nunca despertaría.

Descanse en paz, fenómeno.

editorial dijo...

todo mi apoyo y amistad para la familia sevillista,y a todos los aficionados del futbol,porque todos estamos de luto.
un abrazo a familia,amigos,y toda la fuerza para ese hijo,y que sepa que su padre ,era el mas grande .
descanse en paz
el rey neptuno

Anónimo dijo...

Todos nos unimos en estos momentos trágicos. Mi más sincero pésame al sevillismo.

Stubbins dijo...

Enorme relato Pablo.

Notable perdida la de Puerta. Se pierde un futbolista de enorme proyección y un ser humano con toda una vida por delante.

Un abrazo a la familia sevillista.

Descanse en Paz.

Andrés Romero dijo...

@ pablo

Ha sido una auténtica pena, qué remedio que aceptarlo. Yo no publicaré nada hasta el lunes en su memoria.


PD: ¿Te apetece un camibo de enlaces?

Marco dijo...

Excelente post!!

Anónimo dijo...

Te felicito porque has hecho un post precioso de verdad.

Descanse en paz Antonio Puerta.

Saludos

Javi Saiz dijo...

Un post verdaderamente emocionante. Gracias por regalarnos esto Pablo, aunque ojalá nunca lo hubieras publicado. Se me hace muy dificil asumir la muerte de un futbolista, de tipos que para mi, son inmortales.

Siempre que pasa una desgracia de este tipo me acuerdo de una frase que leí hace tiempo en un blog del toro tras la tragedia de superga.

''Los héroes son siempre inmortales ante los ojos de quien en ellos cree...''

Puerta nunca morirá para nosotros, descanse en paz genio.

Humberto dijo...

Antonio siempre estara con nosotros...

fandemadridfc.blogspot.com

Doble J dijo...

Bonito homenaje para el desaparecido Puerta que creo que le recordaremos para siempre.

UN SALUDO

Carlos dijo...

Pobre Puerta, todos lo sentimos, sevillistas béticos... que mas da! Cuando hay una vida en juego no hay colores.

DEP Puerta, alla donde estes