miércoles, 21 de mayo de 2008

A la sombra de Naranjito

Lo de que “Spain is different” había quedado grabado en la memoria colectiva como uno de los lemas más ensombrecidos de la dictadura que nos oprimió durante cuatro décadas. Se quiso hacer creer al mundo que el sol, las playas, la paella y los machos inventores de piropos eran patrimonio exclusivo de nuestra distinción, cuando en realidad todo el mundo sabía que nuestra diferencia radicaba en la ausencia de derechos y libertades. Pero España tardó en despertar y uno de los acontecimientos que terminó de incluir a nuestro país en los mapamundis de los países desarrollados fue un mundial de fútbol que futbolísticamente no nos sirvió de nada pero que de cara al exterior nos lavó la cara y nos abrió las puertas a un futuro más esperanzador.

Y en la diferencia más estrambótica apareció una simpática naranja de complexión obesa y gesto afable que representaba la imagen de nuestra hortera situación y nuestro deseo de sonreír al mundo. Naranjito nos diferenció del mundo y nos enseñó a los niños que el fútbol estaba al alcance de cualquiera y como ilusos enamorados de lo desconocido nos sentamos delante de nuestras pantallas para descubrir un mundo nuevo. En España, 1982 significaba el poder de los equipos vascos, la reconstrucción del Real Madrid y la lucha eterna de Atlético de Madrid y Barcelona por seguir ocupando el lugar que les había otorgado la historia.

Pero había mucho más. Existía Europa y existía América. Europa eran Francia, Alemania e Italia. Y América eran Brasil y Argentina. Magia pura y talento desconocido. Europa era ingenio y orden. América era fantasía y anarquía. Nos gustó tanto ese otro fútbol que los niños y también los padres fueron capaces de olvidar el fracaso de la roja porque más allá de lo que habían añorado durante tantos años, existían otros mundos, otras maneras de jugar, otros conceptos que no se basaban en la furia como modelo exclusivo.

Si hubo un país para el que España fue diferente este fue Italia. Despedida primero entre dudas y desprecio y recibida después como la heroína que solucionó todos sus males de tristeza, la selección italiana tuvo que pasar un calvario antes de consolidarse como la selección más sólida del planeta. Tras unos primeros titulares que pedían el adiós del “viejo” Bearzot y una serie de empates que le pusieron de rebote en la segunda fase, Italia tuvo que reconstruirse mental y tácticamente para afrontar la fase decisiva. Tras la decisión de darle la espalda a la prensa y a la federación italiana, siguieron sus propios consejos y los jugadores italianos se convirtieron en auténticos creyentes de su propuesta. Quizá no hicieron el mejor fútbol, pero cuando las exigencias suplicaron un esfuerzo extra, allí estuvieron para mostrar fortaleza y marcar los goles necesarios que les ayudasen a alcanzar la gloria. Una gloria que quedó reflejada en tres imágenes que pasaron a la historia de la fotografía y la anécdota popular.

La primera de ellas es la imagen de un estadio repleto reflejado en las oscuras gafas del seleccionador italiano. La segunda, es la de Sandro Pertini saltando como loco celebrando los goles delante del Rey de España. Y la tercera y más inolvidable, es la carrera antológica de Marco Tardelli después de marcar el segundo gol de la final, festejando con el alma y cerrando bocas con la garganta. Tres iconos representativos de un fútbol que buscaba recrear sus mejores días y que, sin embargo, había encontrado más dudas que realidades en su camino hacia el título.

Fue el propio Tardelli el que reflejó la situación vivida durante el mundial con una frase que dejaba bien a las claras la relación de los integrantes del plantel con el resto del mundo. “Me dejé crecer la barba porque escuché a un dirigente de la Federación Italiana criticar la espesa barba de un compañero. Sin embargo, cuando días después, otro dirigente me dijo que me quedaba muy bien, decidí afeitármela”. No existió relación, todo fue contradicción. Por ello, en cada celebración dejaron su diferencia de parecer y en cada gesto dejaban la rabia contra quienes no creyeron en ellos.

Uno de los partidos que más expectación y menos fútbol generó fue el Brasil – Argentina de la segunda fase. A priori, ambos eran favoritos para liderar el grupo y dejar fuera a los insípidos italianos. En su choque, más caracterizado por la violencia que por el espectáculo, se vieron dos goles de fantasía y la expulsión de un frustrado Diego Armando Maradona. Era su primera participación en un mundial y terminó marchándose por la puerta de atrás, cosido a patadas y exhausto por los marcajes. En su juramento, prometió volver a lo grande y esa es otra historia que todos conocemos de sobra.

Al finalizar el choque, el delineante Sócrates se acercó al gran capitán Passarella y con todo el respeto que le profesaba le pidió por favor un intercambio de camisetas. El capitán, ciego por la furia y frustrado por la derrota, se volvió airado para contestar “¡Qué te voy a dar! ¿Sabés lo que vale esta camiseta?”. Sócrates se marchó cabizbajo; satisfecho por la victoria pero desilusionado por el rechazo. Quizá solo un argentino podía comprender lo que realmente valía esa camiseta.

No fue la de Argentina una participación cómoda en el mundial de España. Después de viajar a nuestro país con la vitola de favoritos que les otorgaba el último campeonato cosechado, terminaron marchándose con el orgullo herido y varias derrotas que les partieron el ánimo. Y es que tras un comienzo demasiado titubeante, los argentinos quedaron emparejados junto a Brasil e Italia en el que se presumía grupo más complicado del mundial. No se equivocaron los pronósticos. Tras perder frente a Brasil, se jugaron el todo por todo ante Italia y la moneda salió cruz. Los argentinos, que creían que por tener el mismo plantel que en el 78, el campeonato era suyo, regresaron a su país sin ni siquiera alcanzar las semifinales. Fue un grupo duro en el que no supieron jugar y en el que Brasil e Italia se jugaron el pan en un partido decisivo que resultó inolvidable. Italia dio la sorpresa y tras batir a Brasil y a Polonia, se plantó en la final para ganar a Alemania y gritar su logro al cielo madrileño.

Entre las fans que perseguían al equipo italiano, tomaron inolvidable trascendencia las que perseguían un autógrafo y un beso del lateral de la Juve Antonio Cabrini. Cabrini, que como futbolista era la antítesis de su homólogo en el lateral derecho, Gentile, era, además de gran pelotero, un atractivo personaje de rostro impune y porte de galán. A pesar de haberse convertido en pieza clave para el seleccionador Bearzot, el bueno de Cabrini pasó a la historia de los mundiales como el primer, y único hasta la fecha, futbolista capaz de errar un penalti en la final de un mundial. Una pequeña muesca en el impecable historial de uno de los mejores laterales izquierdos de la historia que no pasó de mera anécdota y que no impidió a Italia celebrar por todo lo alto el que sería su tercer título mundial. Y es que Rossi, Tardelli y Altobelli supieron cerrar la herida de aquel error con sus goles y sus abrazos de felicidad.

12 comentarios:

Alejandro dijo...

Del mundial poco puedo hablar por que no habia nacido, pero la repercusión de Naranjito es notoria, como me gusta esa mascota.

Un abrazo

Anónimo dijo...

el primer mundial que ví. Qué emoción! Recuerdo que en mi barrio hicimos el Mundial de Chapas. Cada uno se elige una selección. Me toco llevar a la Polonia de Lato y Boniek.

un abrazo.

Javi Saiz dijo...

La celebración de Tardelli simboliza un fútbol de amor a una camiseta que en la actualidad parece que se va extinguiendo. Cuando veo la de Simeone al Albacete o la de Torres al Madrid, se me saltan las lágrimas, menudo desenfreno.
Es la mayor representación de éxtasis que puede haber en el fútbol.

Gran relato como siempre. Un abrazo crack.

Mariano J.Camacho dijo...

Naranjito nos trajo el fracaso de España pero nos regaló al Barsil de Telé, Sócrates, Zico, a la Francia de Platini, Tigana, Giresse.., a la Polonia de Boniek, Lato, a la Alemania de Schumacher, Rummennigge, Littbarski, a la Italia de Cabrini, Altobelli, Conti, Rossi, Scirea, Tardelli..
Pudimos ver también a jugadores como Magico González, Madjer, Panenka, Trevor Francis y un joven Diego Maradona.
En definitiva un Mundial inolvidable del que agradezco nos dejes estos recuerdos.

Andrés Romero dijo...

He visto muchos documentales de este histórico Mundial, Pablo.

Le entrada de Schumaquer sobre Batistón, el Brasil vs Italia de Sarriá, la Polonia de Boniek, el amaño de Alemania en El Molinón... y por supuesto, la celebración de Tardelli y la celebración de Pertini en el palco.


Un abrazo, amigo.

Enamorado Del Fútbol dijo...

La verdad qeu no vi el mundial en directo por que no habia nacido jeje, pero he visto muchos videos,documentales y he leido algo sobre el mundial y la verdad que me perdí una gran acontecimiento futbolístico.

Muy buen post.

Un saludo
pásate por EDF
www.enamoradodelfutbol.blogspot.com

Stubbins dijo...

Entrañable Naranjito.

Yo me enganché al futbol gracias a este personaje y al Mundial 82. Como Fernando, yo también disputaba "Mundialitos" en la calle. Cuando al futbol se jugaba en la calle, utilizando como porterias los portales o colocando las carteras a la salida del cole. Cosa imposible para los chavales de ahora, que tan solo pueden hacerlo en algun parque. Futbol de asfalto, eso si que curte.

Anónimo dijo...

Parece que el fútbol valio como unión entre los paises por aquella época en la que las relaciones de España con el extereior no eran precisamente buenas, es increible lo que muevo el fútbol, lo hace olvidar todo.
un saludo

www.tocaladecara.blogspot.com -vota estadio y concurso Eurocopa.

Álvaro dijo...

Hola,me ha gustado tu blog,¿te gustaría intercambiar links con mis dos blogs?Si aceptas notificamelo para agregarte.
www.hablemosdfutbol.blogspot.com
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Saludos y garcias

Julian Ross dijo...

Naranjito... habrá muerto? No, en serio, cual es la esperanza de vida de una Naranja mutante y futbolera?

De todos modos, para los que vemos Fiebre Maldini, esta claro que es una pena no poder volver a vivir a corto plazo un mundial o una eurocopa en nuestro país!

Un saludo desde dedondehasalido.blogspot.com, dejame algun coment sobre mis apuestas esta euro, especialmente si estas interesado en un intercambio de links

Un abrazo y a seguir escribiendo!.

Anónimo dijo...

¡Qué pena que no pudiera ver ese Mundial! Desde luego, hubo momento inolvidables. El Brasil-Italia y el Alemania-Francia (quizá la mejor prórroga de la historia, ¿no?)... Por lo que he podido leer y ver, aquel Brasil era delicioso. Un saludo!

chimoeneas dijo...

grandísima la introducción de este post. españa fue un desastre en su mundial, pero todas las imágenes que habéis dicho son parte de la historia: tardelli corriendo como loco, la patada de schumacher, el robo austroalemán. lástima haber tenido sólo un año