Durante los últimos años han pasado por el Villarreal
una variedad infinita de futbolistas. Muchos de ellos llegaron para ocupar un
puesto, el de extremo o interior, que hace años que no goza de trascendencia en
el juego del equipo. Acostumbrado, en los últimos años, más al bloque medio y a
la contra vertiginosa, el Villarreal, como tantos otros, ha olvidado algunos conceptos
básicos del fútbol clásico. En este fútbol de hoy en el que los equipos
acumulan centrocampistas y los delanteros viven de hacer diagonales, los
jugadores de banda han quedado como un rara avis a los que recurrir en caso de
desesperación.
Así, hemos visto pasar a proyectos frustrados como
Ontiveros o Sansone, o realidades asombrosas como Chukweze o Yeremy Pino. Algunos
fueron devorados por un club que exige en proporción a su historia más reciente
y a su propia autofijación de objetivos. Todo aquel que no creyese en sí mismo,
sería engullido por el dragón y en las cenizas quedaría un vago recuerdo. Y así
pasaría el siguiente. Triunfar es difícil. Hacerlo en la élite es doblemente
complicado.
Comentó Émery, en su presentación, que todo equipo
debe tener una personalidad propia. No hace falta haber nacido ayer para
conocer que la del Villarreal es una historia corta, pero demasiado intensa,
por ello, el equipo siempre ha necesitado jugadores sobrados de fe en sí mismos.
Cuando el irundarra llegó al equipo puso a Alberto Moreno en el batallón de
vanguardia por conocimiento de su juego y, sobre todo, porque sabía que era un
tipo que, aunque sospechoso de no haber triunfado del todo en el Liverpool,
nunca había abandonado la intensidad como prioridad futbolística. Para abrir
una nueva época era completamente necesario contar con enfermeros que ayudasen
a supurar las heridas de la etapa anterior. Y Alberto Moreno actuó como si con
él nunca hubiese ocurrido nada. Siguió trabajando y siguió creyendo. En
apariencia no parece mejor futbolista que otros que han pasado por allí antes
de él, pero ahora mismo se tiene tanta fe que se ha ganado el derecho a ser
titular en uno de los equipos que aspira a escribir la más bella página de su
historia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario