Para quien no nos entienda les recomiendo leer Fever Pitch, esa magnífica glosa en la que Nick Hornby realiza un recorrido vital a través de sus experiencias como hincha del Arsenal de Londres. Es un libro que no habla de fútbol, sino de sentimientos. El tipo es un maestro con una vida normal y cuya máxima preocupación en la vida es el siguiente partido del Arsenal. La obra alcanza un momento cumbre en el que el protagonista regresa a casa apesadumbrado después de una derrota de su equipo y encuentra a su novia enfadada porque ese día todo le ha salido mal. El único argumento que él esgrime ante ella es que su día ha sido aún peor porque ha perdido el Arsenal.
Me gusta recordar este pasaje siempre que el Atleti consigue que me identifique con el protagonista de la historia. Durante los próximos, en mi monotonía laboral y cuando esté disfrutando de la incomparable compañía de mi mujer y mis hijos, mi cabeza estará irremediablemente en el partido de vuelta de semifinales de Copa. Es algo que no puedo evitar. Y cuando el Atleti caiga panza arriba, si se da el caso, no tendré ganas de escuchar problemas mayores porque como aquel, seré tan egoísta, que para mí no existirá un día peor que aquel en el que pierde el Atleti.
Es muy difícil de explicar. Casi imposible de entender. Pero necesito redimirme de alguna manera. Y si el pozo es aún más hondo, que nadie me venga con sus malos días porque los míos serán aún peores.
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