miércoles, 23 de abril de 2025

El barro

El barro es un lugar incómodo para los que han conocido el tupido verde de un césped recién cortado, para los que ha paseado su pecho erguido por los estadios más imponentes de Europa, para los que durante una temporada soñaron con algo grande que les fue incierto por el puro peso de la lógica, para los que vislumbraron la fama y sintieron el cosquilleo de la grandeza recorriendo el largo de su espina dorsal.

Y es que el barro es el lugar de los justos y, sobre todo, de los comunes. Porque la aristocracia es severa y, sobre todo, es selectiva y porque la nobleza aploma el verbo y puede discurrir por orillas peligrosas pero siempre termina alcanzando la orilla opuesta aunque tenga que remar contracorriente. Pero para los soñadores, para aquellos que llevan billetes en su cartera y no tarjetas de color oro ceñidas al forro de la chaqueta, el lugar común termina siendo el barro y es en la decisión de mancharse donde reside la capacidad de redención de cada uno de los errores.

Porque el Girona que durante la temporada pasada hacía fútbol de salón y goles de entusiasmo, de repente se ha visto con la persiana bajada y una amenaza de desahucio sobre su ostentosa mansión. Fuera del barrio, durante una temporada, se sintió importante acudiendo, de etiqueta, a las fiestas de los nobles y aristócratas, pero cuando ni la burguesía es capaz de sostener tu discurso, queda el recurso del orgullo y la capacidad de adaptación. El problema es cuando uno y otro se esfuman y el orgullo es una piedra pesada y la adaptación una colina imposible de escalar.

En esta duda, rebotado de las fiestas en lo más alto, llega el Girona a final de temporada y todos andan pendientes de si será capaz de quitarse el esmoquin y lanzarse al barro con las medias bajadas y la camiseta por fuera, como los gladiadores de toda la vida. Si no es capaz de adaptarse, puede convertirse en una víctima más de los sueños de grandeza, aquellos que atrapan a cualquier incauto y terminan por devorar en sus fauces cualquier atisbo de esperanza.