miércoles, 24 de febrero de 2021

La crítica

Es necesario labrarse un currículum para poder conseguir un estatus. La grandeza es incompatible con la mediocridad porque ante los retos mayúsculos se esperan las respuestas adecuadas y ante los compromisos serios se necesitan planteamientos adecuados. Cuando uno hace carrera a base de hacer un máster en guerra de guerrillas y de graduarse cum laude en el cuerpo a cuerpo, lo lógico es que, cuando quiera seguir luchando, siga contando con las armas adecuadas, porque si pretendes seguir fajándote con un cuchillo mientras tus rivales tienen espadas, lo lógico es que termines ahogado en cualquier orilla, preguntándote por tus errores y buscando reinventarte cuando ya no existe el remedio.

El Atlético de 2014 es irrepetible. Por jugadores, por condición, por compromiso, por ambición, por encaje de piezas. Aquel equipo hacía de la batalla su hábitat natural y ganaba por desgaste antes que por degüello. En bloque bajo era una roca y en ataque contaba con un animal en su mejor estado de forma. Cualquier intento de repetir aquello fue diluyéndose con el tiempo a pesar de salir vivos en Munich del partido más dramático de su historia reciente.

Cuando el Atleti fichó a Suárez, Simeone dejó un mensaje claro en rueda de prensa: "Nuestra intención es acercar la pelota al área contraria para aprovechar sus facultades". Y así lo hizo el Atleti durante los primeros meses de la competición. A pesar de algún revolcón como en Munich o en Madrid, lo cierto es que el Atleti, aún con sus ratos de repliegue, se había empezado a caracterizar por ser un equipo más ambicioso y, en algunos momentos, incluso más vertical. Entonces ¿Porque regresar al pasado en el partido más notorio de la temporada?

Son muchos los que han alabado a Simeone en el pasado por sus férreos planteamientos en partidos importantes. Todos los que se tiran al suelo para besarle los pies son los mismos que olvidan que ese mismo planteamiento naufragó dos veces en el Bernabéu y otra en Turín, porque para regular la valía de un tipo es necesario regular la crítica en torno a su figura. Simeone es tan extremo en sus planes que no deja gente indiferente a su alrededor, por ello, cuando se le ataca, en muchas ocasiones se cree atacada su trayectoria cuando realmente ha sido el mejor entrenador en la historia del club.

Porque no hace mucho, antes de Simeone, el Atlético naufragaba por un mar de dudas y ni siquiera podía soñar con disputar la Champions. Hoy, con ocho ediciones consecutivas jugadas, más que nunca en su anterior historia, se puede decir que el Atleti ha crecido exponencialmente a las exigencias impuestas por Simeone, pero no pasa nada por decir que ayer que equivocó en el planteamiento. No por la coyuntura en sí, sino porque hoy no tiene jugadores para jugar como lo hacía en 2014. Hay que aceptar la crítica como es, cuando gusta, pero también cuando duele.

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