viernes, 12 de marzo de 2021

Demolition Man

En 1993 Hollywood estrenó una de esas películas megalómanas con reparto llamativo en las que el argumento es algo totalmente secundario comparado con la capacidad de sus protagonistas para lucir músculo. Demolition man cuenta la historia de dos tipos criogenizados que, al despertar siglos después, vuelven a enfrentarse con el fin de evitar que corra más sangre.

Aunque la película, por su baja calidad, no dejó ningún poso, el título quedó en el aire con el objeto de poder calificar a ciertos individuos capaces de demostrar una alta competencia en algunos frentes. De esta manera, cuando empezó a asomar con la camiseta del Blackburn Rovers un chico rubio que le pegaba a la pelota con la fiereza de un cañón, la gente se precipitó para ponerle aquel sobrenombre.

Demolition man era un jugador de movimientos sencillos y definiciones abrumadoras. No le gustaba demasiado participar en la jugada, él la seguía con la mirada, buscaba el espacio y, cuando encontraba el momento, soltaba la pierna para marcar un nuevo gol. Así se convirtió en el máximo goleador de la Premier League, así se convirtió en el ídolo máximo de un país que se postraba ante él en cada torneo importante esperando que hiciese relucir el brillo de los tres leones. Y aunque anotó treinta goles con Inglaterra, no logró disolver la maldición que persigue a la selección desde tiempos inmemoriales, siempre más encima de la expectativa que de la realidad.

Alan Shearer fue un tipo íntegro, enamorado del Newcastle y goleador de oficio que llevó al Blackburn al mayor logro de su historia. Aquel año mágico, pegado a la bota mágica de Chris Sutton, anotó treinta y cuatro goles y llevó a su equipo a ganar la Premier por encima del Manchester United de Alex Ferguson. Aquel fue un triunfo efímero, porque el Blackburn no volvió a rozar la gloria, pero los que lo vivieron saben, igual que los que se lo contaron, que aquel tipo fue el mejor goleador que pisó Ewood Park y el mejor goleador que pisó los estadios de la era Premier.

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