jueves, 17 de mayo de 2018

La confirmación

El arranque de la segunda parte fue esplendoroso, digno de los equipos grandes de verdad. El Atleti, que durante media hora había vivido encerrado en su área y achicando balones, encontró el gol antes que el juego y encontró la paciencia ante la impericia de su rival. Cuando acabó el primer acto abogué por un mejor fútbol y el equipo respondió como debía hacerlo. Adelantó la presión, aumentó la intensidad y creyó en el juego. Fruto de ello llegó un segundo gol repleto de detalles y culminado con maestría. Un robo con salida de cara; Gabi, que en cada final se deja el alma jugó con Koke y Koke tiró de pared para avanzar hacia tres cuartos; el pase interior fue parecido al que Payet dio en el inicio del partido sólo que Griezmann pensó más y mejor que Germain. Aguantó a Mandanda, tiró de amague y picó el balón como los maestros. Era el gol que reafirmaba a un equipo y consagraba, por fin, a un futbolista de un talento inconmensurable. Un jugador de una pieza que entiende el juego de tres cuartos con el manual grabado en la mente. Trabaja, cree y puede. Griezmann ha entendido el cholismo y el Atlético disfruta de un jugador de época.


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