viernes, 5 de noviembre de 2021

Ardor guerrero

Ardor Guerrero es el título del himno del Ejército de Tierra en cuya letra, entonada con pasión castrense, se connive al soldado a sentir en carne viva la necesidad de defender la patria y dar la vida por su bandera. Más allá de las hipérboles, lo que se le pide al soldado, más allá de la profesionalidad, es el amor entrañable a una causa, la prioridad cognitiva hacia un objetivo.

En el fútbol español no encontramos mayor dosis de ardor guerrero que en los derbis disputados por los dos equipos de la ciudad de Sevilla. Tanto el Betis como el Sevilla llevan la rivalidad a un punto de pasión tan caliente que no sólo paraliza las calles sino que divide la ciudad en dos formas de sentir tan parecidas que terminan confrontándose como los polos opuestos que son y abrazándose como el amor derrochado en las mismas cantidades.

Que los dos equipos no lleguen en su mejor momento no quiere decir que el partido no pueda derivar en un espectáculo de duelos vibrantes y detalles inmensos. Lo que hace tan sólo una semana era la previsión de un duelo de altos vuelos, el devenir de los pronósticos se los ha llevado por delante las vicisitudes de los partidos intersemanales. El Sevilla se complicó la vida en Champions y el Betis empeoró, después del Metropolitano, una imagen que, durante mes y medio estaba siendo incluso venerada.

Hay tanta calidad en el césped que es probable que, si los entrenadores no terminan por constreñir el esquema presos del miedo, vivamos un partido de momentos cruciales. El duelo entre Canales y Jordán por el gobierno del partido será clave así como las ayudas y los apoyos de Guido y Fernando, dos capitanes en la sombra en cuya detallada posición táctica sobreviven muchos de los éxitos de sus equipos.

A favor del Betis corre el factor campo, una afición entregada a una causa y muchas cuentas pendientes por cobrar, porque en el deseo constante de revancha corre el cargo que tiene en contra el Betis y a favor el Sevilla y es que los de Nervión han ganado tantas veces en las últimas décadas que resulta imposible no salir al campo con el miedo a la derrota al tiempo que sabes que tu rival lo hace con la seguridad de la victoria.

Pero más allá de la especulación y el sentimiento está el fútbol y este dictará un partido cargado de nervios, donde los centrocampistas tendrán la llave de imponer su ritmo y que se decidirá en las áreas y es allí donde el Sevilla cuenta con su mayor patrimonio. No en ataque, donde ambos cuentan con efectivos semejantes, pero sí en defensa, donde el Sevilla ha compuesto un bloque de hormigón armado my conjuntado mientras que el Betis sigue buscando su identidad defensiva entre centrales dudosos y laterales impermeables.

Ardor guerrero vibre en nuestras voces. Mañana se quemarán miles de gargantas, se encenderán miles de pasiones, latirán miles de corazones y se repartirán miles de abrazos. Mañana se pone en juego más que un partido, más que una misión, más que una forma de jugar. El derbi sevillano representa una forma de vivir, distinta, sí, pero tan parecida que podría llegar a abrazare por más que unos se quieran lo más lejos posibles de los otros.

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