martes, 23 de abril de 2024

La síntesis

Un buen equipo de fútbol debe ser lo más parecido a un grupo de amigos. Ya comentó Valdano, en una de sus más memorables frases, que un equipo de fútbol es un estado de ánimo y es ahí donde se conjugan las verdades del ser humano porque cuánto más cómodos estamos en un lugar, más felices somos y más capacitados nos sentimos para dar lo mejor de nosotros mismos.

Al trabajador de a pie, ese aficionado medio que se levanta cada día a primera hora de la mañana para ganarse el café del mediodía, le gusta vivir sin trabas y con recompensas ¿Cómo, si no, le iba a gustar al futbolista sentirse libre por más privilegiado que sea? Fuera de aquellos privilegios, todos lo que hemos nacido sin la varita del talento tocando nuestros empeines, buscamos una empresa que nos de flexibilidad de horarios, turnos continuos, jornadas de verano, días libres y pagas por beneficios. Si para nosotros, que trabajamos por un plato de lentejas, cuanta mayor es la implicación en la empresa, mejor rendimos, cuál no será el beneficio de un tipo que sale de entrenar en Ferrari si un entrenador le quita el corsé y le hace sentir el mejor futbolista del mundo.

El fútbol sin corsés es el fútbol más divertido del mundo, porque atrás quedan las preocupaciones y por delante sólo quedan los objetivos. Un lateral puede venirse al medio, un delantero puede caer a la banda y un defensa puede conducir hasta zonas de riesgo sabiendo que, tras ellos, no sólo hay un tipo que les respalda sino que les alienta.

El Girona de Míchel es la síntesis de un grupo fabricado para gustar y trabajado para disfrutar. Cierto es que la temporada se ha convertido en larga, pero ¿A qué olmo le pedimos peras? Este peral ha sacado frutos tan sabrosos que sólo por recordar el sabor de aquellos primeros bocados ha valido la pena saltarse la verja para llenar un cesto.

Todo lo que hace el Girona, en vertical, en horizontal o incluso en diagonal, responde a un plan de juego tan sencillo que parece poco sofisticado, pero todos hemos de saber que en fútbol, que parece sencillo es siempre lo más complejo y que los futbolistas, como los soldados, son más permeables a las órdenes destructivas que a las constructivas y que si antes de girar, Aleix García ya sabe que Savinho ha ganado la línea de fondo es porque primero hay talento y después, y sobre, todo, hay entrenamiento. Y hay un un discurso, y hay una compresión que conduce a la expresión. Una síntesis perfecta entre fútbol y espectáculo, si es que acaso en algún momento, ambos términos han querido estar reñidos.

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