lunes, 29 de abril de 2024

Protocolo Gerard López (por Miguel Gutiérrez)

Suele decirse que eso que ahora llamamos «El clásico» es el mejor anuncio de LaLiga para el mundo. El del pasado domingo se pareció bastante a los de esa empresa que desarrolla webs para pequeños negocios, como librerías y ultramarinos: tan chanantes que cuesta olvidarlos. Y no por el nivel futbolístico.

Mientras se sucedían las repeticiones, a cuál más estéril, del remate de Lamine Yamal y el despeje de Lunin, todos nos acordamos de la tecnología de gol, testadísima solución instantánea que LaLiga no quiere incorporar. Fue gracioso ver al propio Lamine Yamal o a Gündogan preguntar al árbitro si no le había vibrado el reloj, como sucede en la Champions cuando un balón rebasa la línea.

Me recordó al alirón del Real Madrid en La Rosaleda, allá por 2017, cuando Luka Modric preguntaba cuándo les entregaban el trofeo, y su incredulidad cuando sus compañeros le dijeron que a comienzos de la temporada siguiente, siempre que a Villar le viniera bien.

Todos nos acordamos de la tecnología de gol, sí, pero no todos pudieron decirlo. Es el caso de quienes narraron y comentaron el partido en LaLiga TV, que esquivaron con habilidad ese elefante en la habitación. Entre ellos, Joaquín, cuya aportación a las transmisiones es nula. No hace ni los chistes que suponíamos que iba a hacer, aunque no tengo claro que eso sea malo.

«¿Alguien tiene claro que el balón entre?», preguntó Juanma Castaño a los participantes en el llamado tertulión de Tiempo de juego (Cope). «Nadie lo puede tener claro», respondió Miguel Rico, que obviamente no había escuchado unos minutos antes, en Deporte Plus de Movistar+, la opinión de –hablando de no aportar nada– Gerard López. «Fíjate en esta, no hay ninguna duda», proclamaba Gerard mientras veíamos la imagen que según él resolvía el enigma: un plano en el que ni se veía el balón porque el cuerpo de Lunin lo tapaba por completo.

Movistar+ podrá reprochar a Tebas la ocurrencia de poner a comentar partidos a Santi Nolla, pero a Gerard lo han elegido ellos para sus propias producciones. Cuesta creer que no haya un candidato mejor, con mayores conocimientos y dotes para la comunicación. Pero, sobre todo, lo mínimo que se le debería exigir a un comentarista en pleno año 2024 es que tenga unos conocimientos mínimos de cómo funciona el VAR.

«Para mí es una jugada en el límite. Entiendo que Lucas Vázquez lo hace bien y provoca el penalti», dijo sobre otra de las jugadas polémicas del Bernabéu. «No hay intención de Cubarsí, evidentemente, pero lanza una pierna peligrosa, porque puede provocar que le contacten. Pero para mí es de las jugadas que el VAR, sin querer influenciar en el árbitro [sic] le puede decir: ‘Oye, lo has pitado en caliente, vete a verlo en frío y con calma, con tres repeticiones, decides». Siguiendo el protocolo Gerard caliente-frío, el árbitro debería ir al monitor después de cada caída en el área.

Seis temporadas, seis, llevamos con el videoarbitraje y gente como Gerard, que se dedica de forma profesional a comentar y explicar el fútbol para los espectadores, demuestra que no sólo no se ha molestado en conocer cómo funciona el invento sino que ni siquiera ha tenido ocasión de enterarse por alguna casualidad. Ni una mala conversación de pasillo, ni una triste tertulia en la que escuchar la expresión «error claro y manifiesto».

Sólo unos días antes, en la transmisión del Barcelona-PSG, expuso su ignorancia con mayor crudeza aún, tras la expulsión de Ronald Araujo: «Hoy en día, sobre todo en UEFA, se revisan estas jugadas rápidamente. Y si hubiera una mínima duda, el árbitro habría ido a verlo al monitor». Eché de menos que alguien, en alguno de los dos momentos, se atreviera a decirle a Gerard que el VAR no debe intervenir a la mínima duda, sino justo lo contrario, cuando no hay ninguna.

Por supuesto, no sucedió. Por supuesto, Gerard sigue sin saberlo. Y el próximo día volverá a soltarlo, claro. Es preferible desinformar a cientos de miles de espectadores que corregir educadamente a una estrellita.


Publicado en Jot Down.

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