viernes, 17 de mayo de 2024

Prestidigitación

El prestidigitador es aquel capaz de hacer ver lo que no existe y de no ver lo que realmente existe, es aquel que es capaz de tomarte de la mano y llevarte a ciegas por el borde de un precipicio haciéndote creer que paseas por un prado de pura arcadia, el prestidigitador es aquel que consigue hacerte creer que los sueños son reales al menos durante un segundo.

En aquella temporada de presentación, a Zinedine Zidane le costó encontrar el juego y, sobre todo, el afecto. Tímido por naturaleza, hay quien cuenta que tuvo que subir al despacho oval para decirle a su presidente que su anterior estrella, Figo, no le pasaba el balón. Sea como fuese, como el tipo sabía lo que era el juego y tenía más clase que un colegio, decidió tomar las riendas de su propia vida y se ganó el respeto de la gente a base de golpeos increíbles y centro irrefutables.

Pero cuando el runrrún quiso hacerse notar, él supo que le hacía falta un momento, un click, para meterse a la gente en el bolsillo y hacerles saber que el precio que habían pagado por él había sido incluso barato. Sucedió en la visita del Deportivo de La Coruña, por entonces un auténtico outsider de la liga y uno de los equipos más potentes de Europa. En un increíble, y certero, ejercicio de prestidigitación, escondió la pelota tantas veces como pudo necesitar y, ante la mirada absorta de una defensa completamente vencida ante su ingenio, marcó un golazo que aún hoy muchos recuerdan como la auténtica carta de presentación de Zinedine Zidane en el Santiago Bernabéu.


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