viernes, 2 de octubre de 2020

Escuela andaluza

Tuvo siempre algo de arte irreverente la manera que tenían los andaluces de entender el fútbol. Más allá

de la competición, mostraban una especial atención a aquellos detalles que les permitían mostrarse como tipos diferentes, esa vena artística que provocaba que, las miradas, más que al tendido, fuesen directas hacia ellos. Con esa manera tan especial de entender el juego; siempre a uno o dos toques, siempre con finura en el desplazamiento, con elegancia en la conducción y maestría en el regate, hicieron fortuna en la liga un puñado de futbolistas que, si no se retiraron como los mejores, al menos dejaron un poso de inolvidabilidad en el seno de su afición.

Jugadores tan variopintos como Juan Arza, Francisco, Del Sol, Joaquín, Kiko, Juanito o, más recientemente, Isco, la escuela andaluza demostraba los altos vuelos de sus futbolistas que, más allá de las críticas por su mayor o menor compromiso físico, mostraron siempre una pasión extra por el compromiso artístico. Solamente hace falta ir a la hemeroteca para disfrutar de verdaderas obras de arte o, quizá, solamente haga falta acudir a la memoria para relamernos, una vez más, con aquellos instantes precisos que marcaron momentos de nuestra vida.

Un escalón por debajo, pero con todas las pretensiones aún intactas, se encuentra el sevillano José Campaña. En la edad de maduración perfecta y después de haber conocido las vicisitudes más cruentas del fútbol, aquellas que te convierten en mercancía antes que en persona, Campaña se ha consolidado como el eje guía de un Levante que gusta de jugar al fútbol y se pone al servicio de los detalles de su futbolista más talentoso.

Campaña maneja la pierna izquierda con soltura, juega sin alardes y, sobre todo, entiende el juego de manera conceptual. Aparte, tiene esos detalles de distinción que tan famosos hicieron a sus predecesores y que tan buenos resultados ha dado en el barrio de Orriols. Allí ha encontrado el lugar que necesitaba para demostrar su fútbol y, después de haber sido rebotado desde los infiernos y de haber tragado todo el polvo del camino, ha llegado al momento en el que puede sentirse dueño de su destino. Quedan tres días para que se cierre el mercado y el Sevilla quiere a su hijo pródigo de vuelta. Si se da, el cuadro andaluz gana la dosis de talento que perdió con Banega, si no se da, el Levante mantendrá su idea de fútbol vertiginoso empujado por el ideario de José Campaña.

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